Espiral ascendente de Miguel Vargas

Espiral ascendente de Miguel Vargas

 UBI RIVAS
El ingeniero Miguel Vargas de pronto saltó a la palestra política en 1982, cuando el entonces presidente Salvador Jorge Blanco lo designó director de la CAASD y empezó a acariciar el proyecto grandote de construir la presa de Madrigal para abastecer de agua al acueducto de la capital dominicana.

Desde esa fecha, ¡ay, ha transcurrido un cuarto de siglo, como si nada!, el ingeniero Vargas optó en 1996 por la sindicatura de la capital, que a lo interno del PRD le disputó el ingeniero Julio Báez Maríñez, creándose una gresca en la que intervino Peña Gómez potulándose como síndico, que resultó un fiasco.

El anonimato virtual, por lo menos, en lo que concierne al trajinar político, no registró principalía alguna en Miguel, a secas, para sus amigos, Miguelito El que Resuelve, para sus favorecidos y parciales, y desde esa época se le vinculó a diversos proyectos de bienes inmobiliarios, siempre conectados con el orondo y sonriente Jesús Balderas, básiga del doctor José Francisco Peña Gómez y representante en el país de los intereses financieros del ex-presidente del Gobierno Español, en la regencia luenga del PSOE, Felipe González.

Con ligeras prendas políticas a lo interno del PRD, mucho menos, fuera al partido blanco, más bien apoltronado por la fuerza determinante del susurro aurífero que le corteja muy estrecho a su buenaventura empresarial, Miguel Vargas ganó “de calle” la convención del PRD que lo postuló como candidato a la Presidencia de la República en los comicios de mayo-16 de 2008, el 26-02-07, imponiéndose a su contendora, la doctora Milagros Ortiz Bosch.

El día 10 del presente mes de marzo, Miguel Vargas era proclamado oficialmente por el PRD como su candidato presidencial en el certamen cívico señalado.

Hombre sabedor de manejar los impactos, fuese por cosecha propia o por sus estrategas de campaña, el resultado es el mismo, Miguel Vargas aprovechó la inauguración de la nueva Casa Nacional del PRD, el día seis de marzo, para recibir su acreditación como candidato ganador de la candidatura presidencial.

Se aproxima octubre, que es la fecha del 70 aniversario del nacimiento del líder de los blancos y los negros, el inolvidable y buenote de Peña Gómez, supuestamente en la Loma del Flaco, cruce de Guayacanes, provincia Valverde, cuya certificación avalaron Leo Reyes, Osvaldo Santana y Víctor Salmador en un trío de libros que nadie osa refutar en relación a la oriundez del llamado Dantón de Mao, para no caer en la ojeriza de medio país.

El ex-presidente Jorge Blanco desplegó a todo su ancho, el pergamino certificador acreditando a Miguel Vargas candidato triunfante, el primer acto que acude el ex-gobernante luego de un breve parpadeo de su salud, que sentí en lo hondo de mi estremecida humanidad, como él comprobó, bendiciendo así, al nuevo delfín del PRD, apoltronado con la ausencia de Peña Gómez, por primera vez, habida cuenta de que extendió la bendición política a Hipólito Mejía.

En su proclamación, Miguel Vargas aludió al conjunto de deformaciones sociales, políticas y económica endémicas que nos cuestionan a todos, y habló por primera vez que recuerde este humilde servidor, de un proyecto de nación, en vez de un proyecto de grupos, que es lo que ha imperado hasta hoy en los tres partidos que agotan el sistema de la democracia sin grandes logros ciudadanos. ¿o lo han logrado?.

Es, en resumen, lo que proclaman todos cuando de procurar votos atañe, y al escalar el poder, todo se vuelve aguas de borrajas, zurrapa de café, nunca nata de leche, resultados novedosos tendentes a superar nuestros padeceres totémicos.

Jalda arriba tendrá que proceder Miguel Vargas para que los electores consideren que su persona y/o propuesta, será diferente en el poder, recordando que el PRD es un partido entronizador del desorden nacional y reiterante en el aumento descomunal de los compromisos foráneos.

Y sobre todo, eliminar, borrar, la mácula afrentosa de Hipólito Mejía con la quiebra de 55 mil empresas, el desastre bancario, el dólar a 55×1, el crecimiento en menos de un 2% del PIB, pero de todas maneras, éxito, compañero candidato presidencial…

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