Pueden asegurar que Theo Epstein ni siquiera se permitirá saludar a Randy Johnson durante las festividades del Juego de Estrellas, no vaya a ser que alguien acuse al gerente general de los Medias Rojas de actividades ilegales.

Es una regla cardinal del béisbol: No debe invocar el nombre de un jugador oponente, o conversar con él sobre su futuro, sin el permiso expreso de Bud Selig. Y contrario al fracasado intento de enamorar a Alex Rodríguez el pasado invierno, nadie ha hablado de compromisos.

Pero es más que un simple disparate de Internet, para decir algo, que la familia Schilling no tiene prohibiciones para contactar a Johnson, el ex compañero de Curt Schilling en los Diamondbacks de Arizona, y ocasional colega en los juegos de golf, y un vecino en Scottsdale, Arizona.

Y ayer, la Major League Baseball recibió una petición relacionada indirectamente a Shonda Schilling, la esposa de Curt de que sus asientos para el Juego de Estrellas del martes fueran colocados al lado de los de Lisa Johnson, la esposa de Randy.

Algo de vecinos, es seguro, pero también una oportunidad muy conveniente para que la señora Schilling le hable a la señora Johnson de los beneficios de que ambas se unan en Boston para un chance de ganar la Serie Mundial en el Fenway Park.

Todavía ayer no se sabía si la MLB iba a aceptar esa petición. Históricamente, dijo un ejecutivo de las mayores, las boletas se dividen por liga, y los amigos y familiares de los estelares de la Liga Americana se sientan separados de sus contrapartes de la Liga Nacional.

Queda por ver si se hace una excepción Shonda Schilling, hoy por hoy conocida como la Primera Dama del béisbol de los Medias Rojas.

(Versión Dionisio Soldevila Brea).