Esquemas contradictorios

Esquemas contradictorios

La carestía mundial de los alimentos está imponiendo pautas contradictorias con las tendencias comerciales contemporáneas. Mientras la globalización y el libre comercio postulan un vigoroso intercambio de servicios y  bienes entre los cuales están los alimentos, la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria de los pueblos obliga a marchar contra ese paradigma.

Este esquema contradictorio rige ya en países como Thailandia, Vietnam y Corea, que están restringiendo sus exportaciones de renglones agrícolas, particularmente arroz, para asegurar la alimentación de sus ciudadanos.

El doctor Jacques Diouf, director de la FAO, en su reciente estada en el país, ha planteado la necesidad de que los gobiernos tomen las medidas pertinentes para garantizar que los alimentos lleguen baratos a los ciudadanos. En el caso nuestro, con políticas acertadas podríamos mantener llena nuestra despensa y exportar excedentes, pero la prioridad debería ser la garantía alimentaria por sobre todas las cosas. Como han hecho los países asiáticos, nosotros debemos enfatizar en el abastecimiento interno, subsidiando hasta donde sea  necesario, la producción de los renglones básicos y estimular facilidades crediticias para el fomento de aquellos cultivos sensibles que forman parte de la dieta de los dominicanos. Sin duda, son esquemas que contradicen la tendencia moderna.

Educación, la clave de todo

La inversión en más y mejor educación sería la clave para que el país pueda hacerle frente a  momentos difíciles que parecen estar a la vuelta de la esquina. Por una gestión en ese sentido aboga, con mucha propiedad, María Teresa Cabrera, la presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), a lo que suma el justo reclamo de mejor calidad de vida para los educadores.

Cuanto mayor dominio del conocimiento tienen los pueblos, mejores perspectivas tienen para garantizarse condiciones de vida de nivel adecuado y la administración más provechosa de los bienes y recursos. La vida moderna reclama cada vez más conocimientos y solo la educación adecuada puede ponernos en contacto con esa herramienta tan valiosa. No vale erigir costosa infraestructura escolar si en su interior ha de predominar la pobreza en términos de calidad de educación y de remuneración para quienes la imparten.

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