“Esta carnicería estadounidense termina aquí y ahora”

“Esta carnicería estadounidense termina aquí y ahora”

Frase dramática utilizada por el presidente Donald Trump en el discurso de investidura como 45 mandatario de Estados Unidos, una de las expresiones que más destacaron los medios. De hecho, es uno de los argumentos sobre los cuales el presidente justifica tanto su política sobre “inmigrantes malos”, como sobre la “necesidad de seguridad” a lo que responde el veto anti migratorio musulmán. Roland Hughes, de BBC News, ha publicado una investigación sólidamente documentada sobre la realidad de la mortalidad de estadounidenses en territorio norteamericano, en el cual, ciertamente, podremos rectificar la percepción que con toda seguridad todos tenemos sobre la violencia en Estados Unidos.
Es verdad que en 2016 hubo un incremento de policías muertos por balaceras pero fue consecuencia del ambiente generado en protestas por muertes de ciudadanos negros a manos de los agentes del orden, el mayor número de ataques contra los policías se produjeron en tiroteos en Dallas y Baton Rouge. Las estadísticas permiten comprobar que hay más posibilidad de un agente muerto en oportunidad de atender una violencia doméstica que en cualquier otro incidente. Aunque en 2016 murieron 135 policías, el análisis cronológico comprueba que la tendencia ha sido por años a la baja. De 2014 a 2015 la tasa de homicidios aumentó en 10.8%, mayor incremento de un año a otro desde 1970-1971. Aun así, las tasas de homicidios, asesinatos, violaciones y robos son menores que hace 20 años y aunque han crecido ello ha sido mucho menor que el crecimiento de la población. Según datos del FBI, en 13 de las 50 grandes ciudades, incluyendo NY y Los Ángeles, las tasas de homicidios son estables; en otras 15 abarcando Houston y Las Vegas, sus tasas son bajas pero están aumentando; en nueve, con Filadelfia y Detroit, hay tasas altas pero estables y otras 13, comprendiendo a Indianápolis y Chicago, son altas y crecientes. Esta última ciudad está arropada por la violencia (gran trabajo para el rudo jefe del departamento de inteligencia, Hank Voight, del Distrito 21 de la policía que protagoniza la serie de TV “Chicago PD”).
El tema de terrorismo es más complicado porque primero habría que tener claro qué entender por el mismo. Eso no está totalmente resuelto por el FBI. El problema es especialmente complicado para en EE.UU. poder diferenciar el terrorismo de origen islámico y el sustentado en los conflictos internos del país como el factor racial. Según el Instituto Cato en 40 años 1975-2015 unos 3432 estadounidenses fueron víctimas de “terrorismo”, pero de ellos 2977 lo fueron en el fatídico 11 de Septiembre. Hasta ahora ningún norteamericano ha sido víctima de ataques terroristas a manos de originarios de los siete países del veto, aunque algunos de esos ciudadanos han sido acusados de terrorismo.
El pueblo estadounidense sí sufre otras tragedias: en 2016 murieron 15,055 personas por armas de fuego y otras 22,000, 60 diarias, por sobredosis. Sí, aumentar la vigilancia para evitar una masacre de lo otro pero atender urgentemente estas otras masacres.

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