¿Está creciendo la economía de RD
a una tasa de 4%?

¿Está creciendo la economía de RD <BR>a una tasa de 4%?

POR JULIO AYBAR
Las últimas informaciones suministradas por las autoridades presentan un nivel de recuperación de la economía que ha generado escepticismo de parte de la comunidad empresarial y el ciudadano común que perciben un recién estancamiento económico. En el centro de los elementos explicativos del estancamiento asumido se coloca la paradoja representada por la iliquidez de la economía y el exceso de liquidez bancaria.

Aunque ciertamente la banca dispone de un exceso de liquidez que supera los 40 mil millones de pesos mientras la economía está ligeramente ilíquida, esto no implica necesariamente que la economía esté estancada. Pero en lugar de entrar directamente en la discusión de estos elementos, consideramos de interés revisar las causas y la velocidad con que varios países, incluyendo el nuestro en el 1990, han rebasado las graves consecuencias de una profunda crisis económica.

Interesado en estudiar como la globalización ha impactado el ambiente económico internacional, Stanley Fischer en su artículo Globalization and Its Challenges (The American Economic review, may 2003, páginas 1-30) analiza ocho economías que superaron en un plazo no mayor a los dos años las fuertes caídas del producto generadas por crisis que se vieron agravadas por la estrepitosa salida de capitales golondrinos. Estas crisis y sus años de aparición son la de México en 1994, Indonesia, Corea y Tailandia en 1997, Brasil y Rusia en 1998, Turquía en el año 2000 y Argentina en el 2002.

En el caso particular de Corea, la aguda depreciación del tipo de cambio provocada por la crisis, produjo una fuerte contracción de las importaciones y estimuló las exportaciones, generando un balance positivo en el saldo de las cuentas corrientes internacionales, lo que mejoró la posición de reservas. La disminución del nivel de las reservas internacionales había jugado un papel importante en la percepción de que la economía caía en una profunda crisis.

Dichos resultados fueron consecuencias de una política monetaria, inicialmente muy restrictiva, que estabilizó el tipo de cambio, conjuntamente con una prudente política fiscal y las reformas en los sectores financiero, corporativo y político, que generaron una atmósfera de estabilidad y confianza.

En el ambiente inicial de recuperación, la fuerte posición de los estados financieros de las familias coreanas propiciaron, en primer lugar, el rebote del consumo, lo que luego incide sobre las inversiones fijas de las empresas y posteriormente sobre las inversiones en el sector construcción. El PIB que había caído un 7% en el año de la crisis, se expande a una tasa del 11% dos años después.

Al igual que en los otros siete países, el caso coreano muestra que cuando la crisis se enfrenta con las políticas adecuadas las variables macroeconómicas tienden a recuperar los valores previamente existentes, lo que algunos economistas llaman el rebote, hecho que se produce en el marco de una creíble política de estabilidad y reformas, generadora de confianza, después que la economía ha tocado fondo.

Aunque no ha sido debidamente estudiada, la economía dominicana mostró una fuerte capacidad de rebotar, de resurgir rápidamente después de la crisis del 1989/90. Además de una caída en el PIB de 5.5% en el año 1990, la crisis produjo una disminución de las importaciones del orden del 14.4%, de un 9.1% en el consumo privado y de un 8.6% en las inversiones. En el proceso la inflación alcanzó el 80% en el 1990 mientras que el tipo de cambio promedio pasó de 6.97 pesos por dólar en 1989 a 11.13 en el siguiente año.

Un año después, en el 1991, tanto el producto como las importaciones y el consumo dan muestra de pequeños niveles de recuperación, aunque no así las inversiones que siguieron cayendo otro 8%. Al cierre del año 1992, la economía se había recuperado de tal manera que el producto creció un 8%, las importaciones y las inversiones un 25% cada una, superando ampliamente los niveles de contracción de los años anteriores, mientras que el consumo lo hizo en un 7%, recuperando también su nivel existente antes de la crisis.

Este rebote de la economía se produce en el contexto de un acuerdo con el FMI que permitió una reestructuración de la deuda en el Club de París, una recompra con importantes descuentos tanto de parte de la deuda bancaria como la bilateral con México y Venezuela, la superación del crónico déficit fiscal, una profunda reforma arancelaria y otra del impuesto sobre la renta que redujeron significativamente los niveles de tarifas impositivas y estimularon el comercio y la inversión, entre otras reformas.

Tras este breve recorrido sobre la capacidad que muestran las economías para superar rápidamente los episodios de crisis y recuperar la estabilidad, la confianza y los niveles de sus principales variables macroeconómicas, retornamos al tema polémico de si la economía se está recuperando aceleradamente en la actualidad. Empecemos recordando que el impacto económico de la crisis del 2003 redujo el PIB en un 2.8% en el segundo trimestre de dicho año comparado con el mismo período del año previo, y provocó otras caídas en los próximos tres trimestres hasta descender un 0.2% en el primer trimestre del año 2004, cuando la crisis toca fondo.

En el segundo trimestre del año 2004, que concluyó mes y medio después de las elecciones que resultaron en un cambio de gobierno y en el renacer de la esperanza, el PIB empieza a crecer, y lo seguirá haciendo aceleradamente durante los próximos dos trimestres, iniciándose así la recuperación de la economía.

Desde que tomaron posesión en agosto, las autoridades monetarias han implementado una política de control de la base monetaria que ha incidido sobre una significativa apreciación del tipo de cambio y una tasa de inflación que arroja un resultado negativo desde agosto a la fecha. Las finanzas públicas se han manejado con la prudencia requerida para, en caso de continuar así, cerrar el año con un balance enmarcado dentro de lo acordado con el FMI. Este proceso generador de confianza se consolida con la firma del acuerdo con el FMI y el programa de reformas que contempla, en vista de la percepción de que en esta ocasión el mismo será honrado.

En el renacer de la estabilidad y la confianza que crean el resultado electoral y la política económica esbozada, el PIB crece aceleradamente durante los cuatro trimestres transcurridos desde entonces, provocando, sin embargo, un generalizado escepticismo el anuncio de que la economía creció un 4% durante el último de dichos trimestres comparado con igual período del año anterior; mientras que el consumo lo hizo en más del 20% y las importaciones no petroleras también crecieron a una tasa de dos dígitos

Al revisar las cifras del consumo privado real durante el primer trimestre del año 2004 en comparación con igual período de los años 2003 y 2002, se observa que éste se contrajo en un 20% en dos años. El comportamiento de las importaciones no petroleras describe la misma trayectoria con porcentajes de contracción similares.

Ponderada a la luz de la experiencia internacional, se observa que grandes caídas de variables macro durante el desarrollo de una crisis son seguidas por recuperaciones también significativas en el período posterior a la misma. En el caso de Corea, el PIB pasó de menos 7 a + 11%, mientras que en el nuestro del año 1990, lo hizo desde menos 5.5 a + 8%. De manera que resulta factible que nuestra economía, que experimentó sus grandes contracciones por el lado del consumo y de las importaciones, haya recuperado rápidamente los niveles de precrisis de estas dos variables.

Llama la atención que las autoridades no se hayan referido a una tercera variable afectada por la crisis, la inversión, la que se contrajo en más de 13% en los años 2002/04, lo cual interpretamos en el sentido de que todavía está variable no da signo de recuperación. Recuérdese que tanto en la experiencia de Corea como en la nuestra del año 1990 la recuperación de las inversiones ocurre después que lo han hecho el consumo y las importaciones. El hecho de que las inversiones no se hayan recuperado todavía explica, por lo menos parcialmente, el exceso de liquidez de la banca, por lo que no hay necesariamente incompatibilidad entre la recuperación del consumo y de las importaciones y este exceso de liquidez.

En el proceso de recuperación económica, el PIB creció un 1.8% en el segundo trimestre del 2004, y un 2.7 y 3.4% en los trimestres tres y cuatro, respectivamente, hasta que el anuncio de un crecimiento de un 4% en el primer trimestre del año ha generado escepticismo. Hay un elemento que pudiese estar asociado con tal actitud y que merece ser comentado : la estacionalidad de la economía dominicana.

TRIMESTRES DESIGUALES

La estacionalidad del producto hace que el aporte al PIB del último trimestre del año represente alrededor del 30% del total anual, mientras que el correspondiente al primer trimestre constituye menos del 25%. Por tanto, al inicio de cada año la producción se cae cuando se mira desde el pasado reciente, el trimestre anterior y más concretamente el mes de diciembre.

Mientras el valor estimado del producto real correspondiente al primer trimestre es de alrededor de 1,800 millones de pesos el estimado para el último trimestre del 2004 lo coloca en unos 2,150 millones, lo que significa una contracción del 16%, por lo que visto desde el comportamiento de estos dos trimestres consecutivos resulta más que veraz la percepción de estancamiento de la economía.

Como muestra el cuadro anexo, año tras año, el valor del PIB del primer trimestre del año está por debajo del correspondiente al último trimestre del año anterior en un rango de entre el 10 y el 18%. (Esta alta estacionalidad de la economía debiera ser estudiada por las autoridades, con el propósito de buscar soluciones que permitan reducir tan elevada volatilidad).

La estacionalidad que muestra el comportamiento del producto no es óbice, sin embargo, para que la economía pudiera estar mostrando una importante recuperación en comparación con el alicaído primer trimestre del pasado año.

Aunque la ratificación de la tasa de crecimiento de los últimos cuatro trimestres está sujeta a la revisión de las estadísticas, dado el carácter provisional de las informaciones sobre el PIB, el ambiente de estabilidad y confianza, el proceso de reformas estructurales en marcha, la percepción de los agentes económicos, haciendo abstracción del escepticismo reciente, y la verificada teoría del rebote indican claramente que la economía se está recuperando de la crisis sufrida en el año 2003.

El país simplemente está replicando lo que ya tantas economías, incluyendo la nuestra en el 1990, han realizado después de pasar por una profundad crisis.

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