Living coral fue nombrado por Pantone, como es tradición, color del año 2019, un tono enérgico que fomenta el optimismo, la socialización a través de experiencias y que permite conectar con nosotros mismos y con los demás.
Este tono, que viene del mar pero no es azul, extiende sobre las tendencias una dimensión alegre y llegó, además, para poner una nota romántica a las prendas más femeninas.

Pero no solo del “living coral” se nutren las tendencias. Del naranja al azul princesa, pasando por el amarillo limón, el verde oliva o el malva, están presentes en las nuevas propuestas, que llegan a todo color.

Naranja. Es un tono llamativo, lleno de vitalidad que suscita sentimientos de fuerza y triunfo. Los diseñadores trabajan este color por ser cálido y muy vinculado a la época estival, especialmente en ropa deportiva y de trabajo.
Amarillo limón. Históricamente reservado a las dinastías imperiales chinas, este tono está asociado a la luz, la felicidad y el optimismo.

Mostaza. No se encuentra entre los más deseados, pero este tono frío toma protagonismo durante esta temporada, y más cuando se mezcla con verde, morado, azul marino, beige o blanco.

Verde oliva. La fiebre “army” y el gusto por la estética de exploradora han aupado al verde oliva y a la gama cromática que abarca beige, tonalidades tierra o caqui.

Desde las faldas cargo, al estilo Meryl Streep en la película “Out of Africa” (1985), hasta las chaquetas saharianas con bolsillo funcionales, pasando por los pantalones amplios o las blusas y camisas. Todas se colorean con tonos militares.

Arcilla y marrón “toffee”. Tanto el naranja como el arena derivan hacia el arcilla y “toffee”, que se pueden combinar con tonos cálidos y luminosos como amarillo, blanco o beige, como propone Ángel Schlesser. Siempre elegantes y correctos, esos son los favoritos de firmas como Fendi, Hermès, Duarte, Max Mara, Burberry o Prada, quien los propone de mil maneras…

Azul “princess”. Más suave que el azul “Klein”, pero también intenso, este tono se instala con poderío. Prueba de ello son los conjuntos de Longchamp o los vestidos de Balenciaga.

Rosa pastel. Romántico y dulce como un algodón de azúcar, el rosa se cuela con una rotunda serenidad en la costura de diseñadores como Balmain, Alberta Ferretti o Del Pozo.
Rosa fucsia. Más intenso, más llamativo y explosivo, el fucsia vuelve a nuestra vida gracias a la opulentos y colosales vestidos de Valentino. También a los contrastes cromáticos de los estampados de Gucci.

Dorado empolvado. Es el nuevo neutro, un color que nos recuerda a la leche manchada con café, pero con un punto de luz intenso que conduce hasta un dorado descafeinado. Delicado y favorecedor.