Estabilidad cambiaria reclama equilibrio macroeconómico

Estabilidad cambiaria reclama equilibrio macroeconómico

Desde el momento en que la economía del país se fue globalizando y aperturando en la misma medida en que se imponía un nuevo modelo de servicios que contribuyó al florecimiento del turismo, las zonas francas y «la tercera pata» de la mesa (remesas de dominicanos), muchos híbridos nacieron producto de la reingeniería económica de los años 80. La tasa de cambio es sólo uno de ellos.

En su nacimiento, creación directa de las nuevas condiciones de la división internacional del trabajo impuesta por la globalización en boga desde comienzos de los 80, la tasa de cambio trajo consigo un fenómeno que hasta ahora los países de América Latina no habían experimentado con la ferocidad con que se hubo de conocer desde mediados de la «Década Perdida».

Por eso la necesidad y el énfasis puesto por los gobiernos de emprender políticas económicas de estabilidad cambiaria, ya que su ausencia es hermana gemela de la inflación, mientras que su permanencia trae al mismo saco la gestación de la estabilidad.

Aunque la cuestión consigna muchas de las promesas contenidas en todos los programas económicos de los diferentes partidos políticos interesados en alcanzar el poder, el problema se ha convertido en menudo objeto de debates.

Sin embargo, la mayoría de los asesores económicos, mercadológicos y de comunicación adscritos a los diferentes partidos mantienen muy alta estima de las implicaciones que conlleva el debate alrededor de los problemas relacionados con la estabilidad cambiaria.

Desde que las democracias latinoamericanas empezaron a lograr niveles de consolidación, no obstante los acuciantes problemas insolutos, el problema de la estabilidad macroeconómica, cambiaria y de precios, así como en todos los órdenes, se ha convertido un grandes temas de campañas políticas.

En el caso dominicano, los contenidos de los discursos así lo lreflejan, ya que los candidatos de los diferentes partidos que terciarán en los comicios, así lo reflejan.

[b]Asunto trascedente[/b]

Todos los organismos multilaterales han aconsejado a los últimos gobiernos sobre la necesidad de hacer sostenibles la estabilidad en la tasa de cambio, como un medio a su vez de mantener la estabilidad de la moneda local y de los precios de los artículos de consumo público.

Debido al impacto que tienen las devaluaciones monetarias con relación a las monedas fuertes transadas en una economía, el impacto inmediato en la canasta familiar, especialmente entre los sectores de clase media y pobre, constituye una amenaza para la estabilidad.

El caso dominicano, en que estalló una crisis bancaria que derrumbó un entorno macroeconómico de relativa estabilidad que venían conduciendo las autoridades del país desde el año 2000 ha sido ponderado por estos organismos, señalando la necesidad de recuperar la estabilidad macroeconómica como condición para el logro y restablecimiento de la estabilidad general de la economía.

Los planteamientos han sido enfatizados por el último boletín del FMI y en de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en sus últimas publicaciones, donde se destacan los esfuerzos resultantes del acuerdo Stand By con el Fondo mOnetario con miras a estos objetivos.

Al respecto el Banco Central señala en una de sus últimas publicaciones que «la crisis del sistema financiero, que estalló a finales del primer trimestre e involucró una asistencia financiera global para la disolución del Banco Intercontinental, S.A., y la venta de Bancrédito y el Banco Mercantil, generó una pérdida de confianza de los agentes económicos».

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