La síntesis que encabeza el Informe Económico Preliminar, divulgado el miércoles por el Banco Central, dice: economía dominicana registra crecimiento acumulado de 7.4% en enero-junio 2016; la inflación acumulada fue 0.36 y anualizada 1.85; el superávit en cuenta corriente subió hasta $129.9 millones de dólares; las reservas internacionales netas ascendieron a US$5,333.6 millones, destacando un sistema financiero solvente, rentable y patrimonialmente fuerte.
Tan fuerte –sostengo yo- que ha permitido descubrir, apresar y enjuiciar a defraudadores agazapados en instituciones de intermediación financiera legales e ilegales. Pero este no es el tema.
La buena noticia es que la economía dominicana continúa creciendo por encima de su potencial y de lo contemplado dentro del Marco Macro-económico para este año, asegura el Banco Central, la autoridad monetaria y financiera nacional, posicionando al país como líder del desempeño económico de la región latinoamericana.
De la enorme cantidad de datos que apoyan las bondades del informe económico de marras, fija poderosamente mi atención la relativa a la generación de empleos, la cual alcanzó, en los 42 meses transcurridos desde octubre 2012 y abril 2016, la cifra de 436,912 nuevos ocupados, “cumpliéndose la meta del Excelentísimo Señor Presidente Danilo Medina de contribuir a generar 400,000 empleos en la gestión gubernamental 2012-2016”.
Creo que nada de esto pudo lograrse sin la estabilidad, que el lenguaje económico describe como la situación durante la cual no se producen oscilaciones hacia la baja en el volumen de empleo, producción y en el índice general de precios de una unidad económica nacional. La estabilidad y su compatibilización con el desarrollo es uno de los objetivos fundamentales de la política económica puesta en práctica para superar el retroceso y las secuelas originadas con las quiebras bancarias del 2003.
El informe sintetiza el desarrollo económico de los últimos tres periodos.
Enhorabuena.