Estaciones de la vida

Estaciones de la vida

POR INGRIS LEYBA
Bajo la luz de la luna y disfrutando de un ambiente bohemio, donde se conjugaron la elegancia y la pasión por el arte, Soledad Álvarez presentó su nueva obra, acompañada de un imponente ramo de orquídeas que inútilmente intentaba ocultar su grandeza, ganada a fuerza de puños, a través de sus letras y la osadía de conquistar el complicado mundo de la literatura.

Definitivamente fue una noche de regocijo, donde un selecto grupo, entre ellos escritores, críticos del arte, políticos, empresarios, familiares y amigos cercanos, acompañaron una vez más a la conocida poeta y ensayista Soledad Álvarez, quien nuevamente nos envuelve en sus intensas historias con la publicación de su libro Las estaciones íntimas.

La actividad, efectuada en el patio de la Quinta Dominica,  inició con las palabras de Freddy Ginebra, quien insiste en que no es crítico literario, pero que de igual forma le satisface presentar al también poeta José Mármol, quien tenía a su cargo la presentación formal de la obra.

Los poemas  incluidos en Las estaciones íntimas son, como indica el título, paradas, estaciones de la vida, del tránsito hacia las profundidades del alma y la esencia de las cosas. Como en la primera publicación de la autora, Vuelo Posible, los pormenores del mundo cotidiano, objetos, costumbres y lugares, y hasta el erotismo y la efectividad, son puntos de partida para la búsqueda desgarradora de la trascendencia.

“En estos poemas, Soledad Álvarez resalta el desafío estético, una apuesta lúdico-poética, que hurga en los límites de la percepción y de la sensación”, destacó Mármol.

Mientras que para  la autora, la poesía expresa “lo que no puede ser dicho de ningún otro modo. Realidades inabarcables, irreductibles a la expresión directa, pero que también es crítica y relacionada con la realidad”. 

PERFIL

Nació en Santo Domingo, el 12 de noviembre de 1950. Se inició en la poesía cuando era una adolescente, con la publicación de textos en suplementos literarios y revistas locales. Es graduada de licenciada en Filología, con especialidad en Literatura Hispanoamericana en la Universidad de La Habana, Cuba. Entre sus obras se encuentra La magna patria de Pedro Henríquez Ureña (1980), con la que obtuvo el premio Siboney de Ensayo, Vuelo posible (1994) y Complicidades (1998).

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