Estadísticas de muertes

Estadísticas de muertes

SERGIO SARITA VALDEZ
Las sociedades medianamente organizadas registran cada defunción para de esa manera estar en la capacidad de planificar e implementar programas preventivos de salud pública. Si un gobierno desconoce la razón por la que fallecen sus niños, mujeres en edad reproductiva, ancianos y adultos en general, entonces estará dando palos a ciega al momento de asignar los recursos humanos y financieros para la protección y el cuidado de la calidad de vida de sus ciudadanos.

Los datos acerca de los fallecimientos se asientan en un documento oficial denominado certificado de defunción. Dicho formulario es llenado en la mayoría de las veces por un médico, usualmente aquel responsable de prestar las últimas atenciones a la víctima mortal. En un recuadro llamado parte 1 de la hoja a completar nos encontramos con el encabezado titulado Causa de muerte, seguido del ya famoso ABC repartido en tres líneas cuyo tope corresponde a la letra A, en tanto que la última línea al pié está marcada como C. Es en el segmento inferior o C en donde se escribe la causa básica de la muerte, mientras que en el tope se coloca la lesión o trastorno fisiopatológico que en forma secuencial precedió a la expiración del enfermo.

En la 43a  Asamblea Mundial de la Salud se adoptó mediante consenso definir la causa básica de la defunción como «la enfermedad o lesión que inició la cadena de acontecimientos patológicos que condujeron directamente a la muerte». ¿Cuáles fueron las razones que motivaron este empeño en conceptuar de modo universal la causa de muerte? Pues nada más y nada menos que el laudable propósito de prevenir la ida a destiempo del mundo de los vivos. Para esto último se hace perentorio romper la cadena de sucesos o lograr la curación en un intervalo de la evolución de un proceso morboso. La forma más eficiente  que la Secretaría de Salud Pública puede contribuir a reducir la maldición del deceso es previniendo la causa que desata la serie de achaques o afecciones que conducen al túnel de la muerte.

Se le llama básica a la causa mortal porque ella debe ocupar el lugar de comienzo en la ruta que directamente nos llevan al cementerio. Por debajo de esa enfermedad o trauma no debe existir ninguna otra dolencia directamente envuelta en el designio fatal. Veamos el ejemplo de un típico caso común que se ve en un adulto maduro, clase media, de hábitos sedentarios y sometido por décadas al estrés urbano. El hipotético individuo se queja de un súbito y agudo dolor en el lado izquierdo del pecho, acompañado de dificultad respiratoria, pérdida de fuerzas y mareos. El paciente es llevado a la emergencia de un centro de salud en donde se le realiza un electrocardiograma que muestra un infarto agudo del miocardio. Rápidamente entra en arritmia, sus pulmones se llenan de agua y fallece a los pocos minutos a pesar de todos los esfuerzos médicos. El estudio de autopsia revela un endurecimiento con estrechamiento arteriosclerótico de los vasos coronarios, uno de los cuales evidencia un coágulo reciente que taponó e impidió totalmente el flujo de sangre a través de la arteria coronaria izquierda.

¿Cuál sería la causa básica que ocasionó la muerte de nuestro paciente? Es evidente que si nos atenemos a la definición acordada en la Organización Mundial de la Salud derivaremos que la arteriosclerosis coronaria es la razón de base en este proceso letal. Le seguiría una complicación grave como lo es la trombosis coronaria. Esta última, a su vez, ocasionaría el infarto agudo del miocardio del que devendrían los trastornos de arritmia, la falla cardíaca y el consiguiente edema pulmonar agonal o terminal.

¿Qué diagnóstico piensa el lector que rutinariamente escriben muchos de nuestros colegas como causa básica de muerte en casos como éste que referimos? ¡Asómbrese! En nueve de cada diez casos vemos escrito en el certificado de defunción el término: Edema agudo de pulmón. Y sin embargo, resulta que la presencia de abundante líquido en el parénquima pulmonar no representa una enfermedad de base sino más bien una complicación por lo que jamás podrá calificar como causa básica de muerte.

Tampoco constituyen causa básica de muerte los siguientes vocablos: paro cardíaco, paro respiratorio, insuficiencia renal, coma hepático, hemorragia interna, sepsis, vómitos, muerte tímica, asfixia y edema cerebral, entre otras.

Mejorando la calidad del llenado del certificado de defunción aportamos una valiosa información estadística acerca de las reales causas que provocan la muerte en la población dominicana, lo que a su vez permite la adopción de políticas sanitarias que contribuyan al bienestar y prolongación de la vida individual y colectiva.

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