En medio de la pandemia por el nuevo tipo de coronavirus, conocido como covid-19, salta a la vista el inusitado interés global por las estadísticas oficiales que cada país ha publicado; los contagiados, fallecidos, recuperados, pruebas realizadas, camas disponibles, y medidas colaterales de asistencia social y económica a los más vulnerables, todas decisiones emanadas a partir de la información estadística oficial disponible.
Una cosa es segura: para tomar decisiones e implementar efectivas políticas públicas, las autoridades deben contar con la mejor información corroborada posible y la población tiene el legítimo derecho de conocer cómo y por qué son tomadas las decisiones, en función de la información, y para ello requiere contar con la herramienta más importante: estadísticas que han aprobado el rigor científico y ético.
En estos momentos de crisis que atraviesa la humanidad a causa de la pandemia, el avance o no dependerá de muchos factores, pero también estará supeditado a las estadísticas procesadas, para que determinen a su vez, las ágiles y oportunas decisiones de las autoridades, que, con recursos limitados y a contrarreloj, tienen la presión de hacer una buena y eficiente distribución de recursos, humanos, materiales y financieros, y el seguimiento de las políticas asumidas para evaluar su impacto en el principal objetivo, detener al covid-19.
En el manejo de la crisis, el presidente Danilo Medina, quien ha reiterado a viva voz la necesidad de que la población colabore quedándose en casa y acate las medidas de aislamiento social, de cuarentena en el caso de los sospechosos por contagio, se ha hecho acompañar por la Comisión de Alto Nivel Covid-19, liderada por el Ministerio de la Presidencia, en la persona de Gustavo Montalvo.
En el área que nos compete, el de las estadísticas, el manejo del Gobierno ha sido sin precedentes: adecuado y eficiente, desde el primer día, cuando el ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, confirmó la presencia de un caso importado en el país. Desde entonces, los boletines informativos han guardado el debido rigor científico y ético, otorgando a las estadísticas oficiales de salud el valor agregado de la transparencia y la credibilidad, y lo que es más importante, le han dado a la población una fotografía certera de la realidad que nos aqueja.
Desde que tuve el honor de asumir la dirección de la Oficina Nacional de Estadística, hemos insistido en reforzar la cultura estadística, y el covid-19 nos ofrece la oportunidad de ver reflejada dicha cultura en el país. Un ejemplo de esto ha sido la entrega oportuna de información de las instituciones competentes, quienes, a través de lo que se conoce como Registro Administrativo de notificación obligatoria, han canalizado la información hacia el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, la cual sirve de base para ofrecer estadísticas integrales y respaldadas a la opinión pública.
Es indudable que las medidas adoptadas para mitigar el impacto del virushan estado sustentadas en las estadísticas, y por eso han surtido el efecto esperado. Por lo demás, lo que ha ocurrido más temprano en otros países, en cuanto a sus estadísticas y decisiones, han servido de referencia para implementar las buenas prácticas y trabajar en los aspectos de mejora.Es digno de destacar el asesoramiento y apoyo técnico de la OPS/OMS y de otras instituciones, así como el acertado uso de herramientas predictivas del Johns Hopkins Coronavirus Resource Center.

Alexandra Izquierdo es la Directora General de Estadistica.