Estado fallido, Estado débil y turismo

Estado fallido, Estado débil y turismo

MARINA GINEBRA DE BONNELLY
Desde hace algunos días se ha venido hablando de que la revista Foreign Policy publica en su edición correspondiente al período julio-agosto 2005 una lista en que aparece República Dominicana entre los veinte países en situación de riesgo de convertirse en un Estado fallido.

Luego de leer y analizar los escritos y opiniones vertidas localmente con respecto a lo que es un Estado fallido, unos que sí somos y otros que no somos, reflejándose inclusive tendencias políticas de algunos de los analistas locales, me he puesto a pensar lo delicado y peligroso que significaría llegar a ser un Estado fallido.

Inclusive no sabía, luego de buscar definiciones en Internet y más definiciones de economistas y prestigiosos profesores de universidades expertos en política exterior, que también existe una definición de un Estado débil, que si bien no es tan grave como el Estado fallido va casi a la par de éste. Mi duda es si estamos en riesgo de ser un Estado fallido, pero todavía no lo somos, ¿somos, pues, un Estado débil?

Aquellos estados que presentan solo algunas de las características de los Estados fallidos, pero no llegan a serlo, pueden ser calificados como Estados débiles. De acuerdo a la definición de un Estado débil, es aquel que tiene una fuerte dependencia externa, la incapacidad de dar respuestas concretas a los peligros que representan la pobreza, corrupción de funcionarios, narcotráfico, inseguridad individual y colectiva, etc. En otras palabras la frontera que divide el Estado fallido del Estado débil es confusa o difusa.

Pero estar ya en la lista de los posibles Estados fallidos o Estados débiles de por sí es un serio problema. No creo que esta publicación de la revista Foreing Policy llega a un público de masas, pero no debemos olvidar que tenemos medios informativos que transmiten internacionalmente y que tenemos países competidores, con un gran poder económico, que pueden difundir ampliamente cualquier información caprichosa que afecte nuestro país como destino turístico. Y solo restaría preguntar: ¿qué turista se atrevería a programar su viaje vacacional a un país con una designación de alto riesgo?

Ya la Secretaría de Relaciones Exteriores, cumpliendo instrucciones del Presidente Fernández, a través de los representantes diplomáticos dominicanos, ha rechazado a nivel mundial el calificativo de Estado fallido. Pero a mi entender no deberíamos dejar pasar por alto, sin investigar seriamente, en qué se basa la fuente para elaborar este listado de países vulnerables o conflictos internos, que según pude leer, es elaborado, según datos de la Organización Fondo Para la Paz, a partir de 12 indicadores sociales, económicos y políticos analizados por un software que procesó datos de diez mil fuentes internacionales y locales (ver fundforpeace.org).

Propongo firmemente que el gobierno dominicano instruya a la Secretaría de Estado de Turismo en coordinación con el sector privado de turismo y sus asociaciones nombren una comisión que investigue a profundidad esta delicada situación, pues creo que quienes ha debido tener un protagonismo en estas investigaciones y negación de la inclusión de República Dominicana como posible Estado fallido han debido ser las autoridades turísticas privadas y gubernamentales, no solo por los ingresos millonarios que mueve la industria tan importante para nuestra economía, sino también por el alto grado de responsabilidad que estas autoridades deben tener de nuestra imagen en el exterior y se tomen las medidas que fueren necesarias para evitar que continuemos, en próximas ediciones de esta revista y otras similares como un país de alto riesgo.

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