Estados árabes se preparan para una grave crisis regional

Estados árabes se preparan para una grave crisis regional

Por Roula Khalaf y Heba Saleh
El derrumbe del gobierno de unidad nacional palestino propinó un golpe a la revitalizada diplomacia de Arabia Saudita y dejó a los estados árabes buscando una respuesta.

Hace solo dos meses, los jefes árabes ser reunieron en Riada para una cumbre de la Liga Árabe que celebraba el acuerdo regentado por los sauditas que unió a las dos facciones palestinas, Hamas y Fatal, en un gobierno de unidad nacional, y que puso fin a semanas de violencia sectaria.

Elogiado como ejemplo de una política exterior saudita más vigorosa, el acuerdo elevó las esperanzas de un posible reinicio del proceso de paz palestino-israelí.

Este importante acuerdo, conseguido en la ciudad santa de La Meca, había sido conducido por el rey Abdullah, quien emocionalmente se había angustiado con la lucha interna entre Hamas y Fatah.

Pero tan pronto como terminó la reunión en Riad, se extendió el escepticismo por la viabilidad del gobierno de coalición, aún entre los aliados más próximos al rey.

Se dijo que el monarca saudita se había irritado por la incapacidad de Estados Unidos de apoyar los acuerdos, o de poner fin a su boicot de un año a los palestinos -un factor clave que los funcionarios árabes dicen debilitó el acuerdo.

La falta de respaldo de EEUU dejó a Israel sin presión alguna para que ayudara a sobrevivir al gobierno, por ejemplo, dando fin a la congelación de las transferencias de impuestos que le debe a la Autoridad Palestina, que se estima en US$700 millones.

“Los estadounidenses son los que ahora están encantados con lo que ocurrió, porque estaban furiosos con el acuerdo de La Meca”, dijo un funcionario árabe el viernes.

“Pero es una situación vergonzosa. Todo el tiempo habíamos temido esto”, añadió.

Sin embargo, Jordania y Egipto, también habían pronosticado que el gobierno de unidad nacional tendría una corta vida, alegando que no había acomodo entre los puntos de vista tan diferentes que promueven el Fatal secular y el Hamas islámico.

Los ministros árabes de Relaciones Exteriores se reunirían para conversaciones de emergencia en El Cairo la noche del viernes, en medio de crecientes tensiones no solo en los territorios palestinos, sino también en Irak y el Líbano.

La semana pasada fue particularmente sangrienta, aún según las normas del Oriente Medio. El bombardeo el miércoles de la mezquita Askariya en la ciudad iraquí de Samara, uno de los sitios sagrados de los chiítas islámicos, aumentó los temores de otro incremento de la violencia sectaria.

En el Líbano, también, el gobierno apoyado por Arabia Saudita y otro estados árabes sufrió otro revés con el asesinato de un legislador de la mayoría gobernante, y continuó la lucha entre el ejército y un grupo de “yijadis” enraizados en un campo de refugiados palestinos en el norte del país.

Sin embargo, no estaba claro si surgiría un consenso en El Cairo sobre la crisis palestina. “El suceso [la caída del gobierno palestino] ya quedó atrás. Ahora los árabes están preguntando cómo fue que ocurrió”, dijo un alto funcionario árabe. “Abu Mazen [como se conoce al presidente palestino Mahmoud Abbas] debió haber despedido al gobierno hace mucho tiempo, antes de que los combatientes del Hamas ocuparan las calles de Gaza”.

Para los estados árabes vecinos, como Egipto, las perpectivas de una Fanja de Gaza controlada por Hamas, mientras Fatah rige solo en la Banda Occidental son particularmente atemorizantes.

“Este es un problema serio para Egipto”, dijo Abdel Moneil Said, jefe del Centro al-Ahram de Estudios Políticos Estratégicos. “Nuestra peor pesadilla se ha vuelto realidad. Finalmente, tenemos a Hamastan en nuestra frontera -una unidad política dirigida por fundamentalistas religiosos, que atacan Israel y movilizan a palestinos y egipcios en direcciones opuestas a nuestra política exterior”.

Said esperaba que los mediadores egipcios, que han estado trabajando furiosamente en días recientes para poner fin a la violencia Fatal-Hamas, enfrentarían la difícil tarea de tratar de deshacer parte del daño de la semana pasada.

“La tarea ahora será detener la carnicería y una posible guerra civil”, dijo. “Ni el Hamas ni el Fatah van a sentirse satisfechos, uno controlando Gaza solo, y el otro con el control únicamente de la Banda Occidental”.

VERSIÓN AL ESPAÑOL IVÁN PÉREZ CARRIÓN

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