Hoy 
BAGDAD. AP. Estados Unidos inició ayer la fase final de su participación militar en Irak y los funcionarios del gobierno dijeron que la guerra concluye, al mismo tiempo que el comandante de los 50,000 combatientes estadounidenses que quedan en el país reconoció que sigue habiendo elementos hostiles que amenazan su seguridad.
La transferencia de autoridad tuvo lugar al día siguiente que el presidente Barack Obama anunciara el cese de las operaciones de combate y la transferencia de la responsabilidad de su seguridad a los iraquíes. Obama dejó en claro en su discurso del martes que no era una celebración victoriosa.
El atascamiento de seis meses en la formación de un nuevo gobierno iraquí planteó temores sobre la estabilidad del país y dudas sobre si su liderazgo puede encarar una mermante pero peligrosa insurgencia. El flamante general del ejército Lloyd Austin mantuvo igualmente un tono discreto al hacerse cargo de los 50,000 combatientes estadounidenses que permanecerán en Irak, con un plan de plena retirada para fines del próximo año.
La amenaza
El flamante general del ejército Lloyd Austin destacó que enemigos hostiles siguen amenazando a Irak y prometió que nuestro compromiso nacional con Irak no cambiará.
Aunque continúan los desafíos, los encararemos juntos, dijo Austin durante la ceremonia efectuada en el palacio de al-Faw, uno de los que tenía el derrocado dictador Saddam Hussein.
Austin, que fue comandante en jefe de operaciones en Irak del 2008 al 2009, reemplazó al general Ray Odierno, que se dirige a Virginia para asumir la jefatura del Estado Mayor Conjunto tras cinco años en Irak.
Este periodo en la historia de Irak seguramente será recordado por el sacrificio, la resistencia y el cambio, dijo Odierno. Empero, para mí será el momento en el que el pueblo iraquí se levantó contra la tiranía, el terrorismo y el extremismo, y decidió trazar su propio destino como pueblo y como estado democrático.
El vicepresidente estadounidense Joe Biden, el secretario de Defensa Robert Gates, y el jefe del Estado mayor Conjunto, el almirante Mike Mullen, presidieron la ceremonia, efectuada en el cuartel general de las fuerzas estadounidenses en el extremo meridional de la ciudad.
