Washington.
EFE. Estados Unidos, a tres días de una posible cesación de pagos, se enteró ayer que su crecimiento económico en la primera mitad de 2011 ha sido magro, y por debajo de lo que esperaban los analistas.  

El Departamento de Comercio indicó que su primer cálculo del Producto Interior Bruto (PIB) entre abril y junio muestra una tasa anual de crecimiento del 1,3 por ciento.

 Los expertos habían calculado un ritmo de entre el 1,6 y el 1,9 por ciento.   En plena incertidumbre por la puja en el Congreso sobre el límite de la deuda, los mercados recibieron con desaliento la corrección hecha ayer por el Departamento de Comercio, según la cual la tasa de crecimiento del PIB entre enero y marzo fue del 0,4 por ciento, y no del 1,9 como se había indicado anteriormente.  

Tras la publicación del informe, cayeron las cotizaciones en la Bolsa de Valores, y el Índice Standard & Poor’s de 500 acciones registró su peor pérdida semanal en un año.

   El informe de ayer es el primero de los tres cálculos que hace el Gobierno sobre el PIB trimestral. Los cálculos con ajustes y más detalles sobre el período de abril a junio se publicarán en agosto y septiembre.   Los ajustes de cifras publicados ayer  por el Gobierno, que se remontan a 2003, muestran que la recesión iniciada en diciembre de 2007 y concluida en junio de 2009 asestó a la economía un golpe mayor que lo antes calculado, y que la reactivación perdió ímpetu en 2010.

  Entre el último trimestre de 2007 y el segundo de 2009, la mayor economía del mundo se contrajo un 5,1%, comparado con un cálculo previo del 4,1%.

  El gasto de los consumidores, que en EE.UU. equivale a más de dos tercios del PIB y había crecido a un ritmo del 2,1% entre enero y marzo, aumentó un 0,1% entre abril y junio, el incremento menor desde el segundo trimestre de 2009, cuando todavía el país estaba inmerso en su peor recesión económica en casi ocho décadas.

  La cautela de los consumidores se expresó en una caída del 4,4%  en las compras de bienes duraderos, como los vehículos automotores.  

El índice de sentimiento del consumidor que elabora la Universidad de Michigan mostró ayer un deterioro de la percepción que tienen los consumidores sobre sus finanzas personales y las condiciones de los negocios.  

El informe del Gobierno muestra que el índice de precios en gastos de consumo, excluidos los precios de alimentos y energía, subió a un ritmo del 2% anual, el más alto desde los últimos tres meses de 2009.  

Esa medida de la inflación, a la cual presta mucha atención la Reserva Federal en la conducción de su política monetaria, había subido a un ritmo del 1,6% entre enero y marzo, cuando los aumentos del petróleo y de los alimentos levantaron los precios de otros bienes y servicios.

   La Reserva Federal que ha estado inyectando billones de dólares en la economía de EE.UU. desde diciembre de 2007 para sustentarla, calcula que la inflación se mantendrá entre el 1,7 y el 2% a largo plazo.

  Los aumentos de los precios de los alimentos y los combustibles también contribuyen a que los consumidores tengan menos dinero para gastar en otras compras.   A eso se suma la ausencia de un crecimiento más rápido del empleo- en junio, el índice de desempleo subió al 9,2%, y la economía tuvo una ganancia neta de apenas 18.000 puestos de trabajo, la menor en nueve meses.

El comercio exterior hizo una contribución positiva al PIB durante el segundo trimestre, cuando añadió 0,58 puntos porcentuales gracias a un salto del 6% en las exportaciones, que superó el crecimiento del 1,3% en las importaciones. 

Las claves

1.  Comercio exterior

El comercio exterior hizo una contribución positiva al PIB durante el segundo trimestre, cuando añadió 0.58 puntos porcentuales gracias a un salto del 6% en las exportaciones, que superó el crecimiento del 1.3% en las importaciones.

2.  Sector vivienda

  El sector de la vivienda, donde se inició desde 2006 el colapso económico, mostró mejorías en el segundo trimestre de este año con un crecimiento del 3.8%, informó el Gobierno.

 3.  Los consumidores

La cautela de los consumidores se expresó en una caída del 4.4%  en las compras de bienes duraderos, como los vehículos automotores.