Estados Unidos de Amnesia  

Estados Unidos de Amnesia  

HAMLET HERMANN
La campaña electoral del presidente estadounidense George W. Bush se ha basado, hasta ahora, en explotar el sub consciente más profundo de los votantes. Los Republicanos se están apoyando en meterles miedo a los electores para que, como reacción natural, tiendan a buscar protección de los supuestos peligros con aquel que ostenta el poder. La esencia misma de la propaganda se fundamenta en suponer la amnesia colectiva de los estadounidenses. Y los estrategas no están lejos de la verdad.

Aunque parezca inconcebible, los estadounidenses son una de las poblaciones peor informadas del planeta Tierra. A pesar de contar con la mayor cantidad de emisoras de radio y de televisión, así como de incontables medios de prensa escrita, la manipulación de las noticias es enorme.

Lo que la campaña electoral republicana trata de ocultar con mucha insistencia es el hecho de que Estados Unidos está atrapado en Irak como un abejón en telaraña. El gobierno de Bush junior se lanzó a fuerza de codicia tras el petróleo iraquí sin pensar en lo que podía ocurrir. El moscardón voló descuidadamente y, a pesar de conocer la existencia de la red, despreció sus capacidades. De ahí que, cuando encontró la telaraña en su camino, decidió embestirla, más que evadirla. Y quedó atrapado. Se inició así la guerra equivocada, en el lugar inadecuado, en el momento menos indicado. El poderoso insecto estaba atrapado en la pegajosa malla aunque creía que fijaba posiciones. Equivocó su apreciación porque la araña no lo atacó de inmediato. Eso lo hizo creer que estaba en dominio de la situación. Movía sus patas para liberarse de la sujeción sólo que, en la misma medida del movimiento iba quedando más aprisionado. Aleteaba fuertemente y, a cada contacto con la telaraña, quedaba más adherido, inmovilizándose gradualmente. Especulaba con optimismo sobre la situación pensando en su omnipotencia y seguro del supuesto control de la situación. Grave error. La araña apenas esperaba por el momento adecuado para entrar en acción.

Hoy, ante la inmensa cantidad de bajas sufridas, las fuerzas de Estados Unidos en Irak han tenido que replegarse a sus posiciones fortificadas. Tratan ahora de utilizar mercenarios iraquíes para mantener la ocupación militar. Amnesia aparte, nos damos cuenta de que con esto empieza a mostrarse el declive de la ocupación norteamericana contra Irak. Si las agencias internacionales de noticias no destacan más esta situación es por el control que ejerce la Casa Blanca sobre los medios de comunicación dada la inminencia de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Pero nosotros, los que no estamos tan contaminados con la desinformación masiva no podemos olvidar la «vietnamización» de la guerra del sudeste asiático aplicada por el gobierno de Richard Nixon a principios de la década de los años setenta del siglo pasado. Aquello fue lo que empezó a mostrar el principio de la derrota. Asimismo, la memoria no nos puede fallar para recordar la «coreízación» de la guerra de Corea cuando el forzado repliegue de las tropas estadounidenses se hizo indetenible cincuenta años atrás.

Sin dudas, estamos presenciando el principio de un prolongado fin de la ocupación estadounidense de Irak. Según informó el New York Times la pasada semana, el comando militar a cargo del entrenamiento de las fuerzas iraquíes de seguridad no ha logrado captar ni siquiera la mitad del personal que dirigiría la misión diseñada para la «iraquización» de la guerra. Esto sucede a pesar de que el proyecto tiene la más alta prioridad del gobierno de Estados Unidos. La resistencia iraquí, por su parte, sí ha detectado la situación y ha orientado sus principales ataques, no contra las tropas norteamericanas, sino contra los ciudadanos que colaboran con el invasor. A diario nos enteramos que los iraquíes que trabajan en las bases militares estadounidenses se han convertido en los principales objetivos de una guerra secreta contra los colaboradores de los ocupantes. Entre éstos, los intérpretes y traductores que acompañan a las tropas en sus operaciones son de los más asediados. Previamente se les invita mediante mensajes escritos a abandonar la colaboración con el enemigo y, si no acceden, son ejecutados sin miramientos. Cincuenta y dos de estos han sido eliminados recientemente por la resistencia en Bagdad y en Faluja. De ahí que no tantos iraquíes accedan a la invitación de los norteamericanos a colaborar con la ocupación de aquella nación.

Mientras, los que hoy ocupan la Casa Blanca, siguen creyendo que gobiernan a Estados Unidos de Amnesia. Por esta equivocación podrían, quizás, fracasar en su codicioso proyecto de desarrollar guerras como medio para enriquecerse aún más y permanecer en el poder.

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