Estamos ante un nuevo James Monroe

Estamos ante un nuevo James Monroe

El actual presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump, asimiló muy rápido la doctrina elaborada por el señor John Quincy Adams la cual fue rápidamente adoptada por el presidente James Monroe, la cual se conoce internacionalmente como la “Doctrina Monroe”, que implicaba que cualquier agresión de un Estado europeo a un país americano, involucraría la intervención de los Estados Unidos en defensa del agraviado. Esta doctrina fue sintetizada como “América para los americanos”.
Esto fue lo que dicho Presidente estableció en principio, pero en la práctica, los estados americanos entendieron, que era para los americanos los cuales ya habían usurpado el nombre de “americanos” como los únicos o verdaderos representantes del nombre dado por vez primera por el cosmógrafo Martín Waldseemüller, quien había recibido una carta de Américo Vespucio en 1507. Este fue el primer navegante que se dio cuenta que las tierras descubiertas por Colón no formaban parte de la India. Vespucio escribió una carta a la Abadía donde Waldseemüller preparaba el mapa de las tierras “descubiertas” y le puso el encabezamiento “Tierra de Americus”.
Américo Vespucio trabajaba en España para la familia italiana de los Medici e hizo varios viajes al nuevo continente siguiendo la ruta de Cristóbal Colón. Sin embargo, viajó profusamente por las Antillas y por América del Sur, lo cual demuestra que él nunca estuvo en la parte Norte del Continente que lleva su nombre. Por lo tanto, los estadounidenses no tienen la patente para tratar de ser los verdaderos “americanos”. Tiene sobrada razón el presidente de México Enrique Peña Nieto, cuando le señaló a Trump: “americanos somos todos”.
Trasladando la Doctrina Monroe a nuestra era, el presidente Trump la ha emprendido contra todos los inmigrantes ilegales, con especial inquina en sus vecinos mexicanos, a los cuales les ha notificado que su país se propone construir un muro que divida ambas naciones y que el mismo será costeado por México, con lo cual él pretende mantener su territorio para los verdaderos “americanos”; es decir, los pelegrinos inmigrantes del Mayflower, todos de raza blanca y de fe protestante.
Los mexicanos, de diferentes etnias, de razas aborígenes por haber habitado su territorio al igual que la de los primitivos norteamericanos, tienen mayor derecho que el presidente Trump, nacido de una inmigrante europea, lo cual lo descalifica para tratar de inmigrantes solo a los del continente americano y por qué no también, a los del continente asiático con la excepción de los habitantes de Australia y Nueva Zelanda, también originarios de Inglaterra como los del Mayflower.
Las medidas que implican expulsión de los Estados Unidos de América de individuos que han pasado muchos años en su territorio y que por diferentes motivos no han regularizado su estatus de residentes, deben ser enfrentadas con un trato humanitario. Hemos visto con estupor, cómo madres han sido apartadas de sus hijos y deportadas sin que medie protesta alguna de Americas Watch u otras instituciones que cuando el Estado Dominicano repatria un haitiano por su condición de ilegal, reclaman ese hecho como una injusticia y un atentado contra la convivencia pacífica entre ambas naciones. Con esto se verifica lo acertado del proverbio “palo si boga, palo si no boga”.
Los Estados Unidos de América, desde los tiempos de la colonia han sido vistos como los ejecutores del “sueño americano”. Por esta utopía, los habitantes de los países tercermundistas se desviven por tener una visa de EE.UU. o USA. Los dominicanos se ufanan de poseer una visa de los EE.UU. con la creencia de que la misma será una licencia para el éxito en su vida. La realidad es otra, el inmigrante debe realizar toda clase de labores para subsistir, inclusive las más denigrantes. Conocí varios profesionales, que para sobrevivir, han tenido que limpiar baños, conducir taxis y hasta trabajar como peones o recolectores de insumos agrícolas. Lo peor del caso es que, derrotados y deseosos de retornar a su Patria, no logran ahorrar para pagar el boleto aéreo. Donald Trump, tiene razón cuando invoca la Doctrina Monroe, pero no olvide, que todos somos americanos, algunos más que usted, por sus familiares ser nativos del continente desde antes de la colonización. Además, se le debía recordar que, California, Nuevo México, Texas y Arizona, fueron territorios de México, conquistados en una guerra desigual que les permitió anexar las mejores economías al territorio del país gobernado por Donald Trump.

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