Estamos con Chávez y Fidel

Estamos con Chávez y Fidel

“La necesidad es la justificación para toda violación de la libertad humana. Es argumento de tiranos, el credo de esclavos”, dijo William Pitt en el parlamento inglés en el siglo XVIII. Otros dicen que la necesidad crea raros compañeros de cama.

Tal es el dilema que el Caribe y Centroamérica enfrentan con relación a Chávez, su enfermedad y Petrocaribe, mecanismo financiero que subsidia a Cuba con US$3.5 billones al año, pues ampara 115,000 barriles diarios de petróleo, dos terceras partes del consumo cubano. En el caso dominicano los préstamos tomados bajo Petrocaribe han promediado US$308 millones al año durante los últimos seis años, monto que sería mucho mayor si la empresa petrolera venezolana PDVSA pudiese suplir y nuestra refinería pudiese procesar los 50,000 barriles diarios que contempla el acuerdo, pues bajo el mismo apenas hemos estado importando la mitad. Jamaica recibe 21,000 barriles diarios. Todo el Caribe, excepto Trinidad y Tobago y Barbados, así como Guatemala, Honduras y Nicaragua reciben financiamiento de Petrocaribe. En el caso de Haití el apoyo de Petrocaribe es crítico, ya que desde el terremoto Chávez no cobra el petróleo, lo suple de gratis y, además, condonó la deuda anterior.

Se estima que dentro de cuatro años más de una tercera parte de la deuda externa del Caribe será con Venezuela. En nuestro caso debíamos a diciembre, devengando tan sólo un 2% de interés,  US$1.8 billones, cuatro veces más que lo que adeudábamos a Estados Unidos. El repago, si el petróleo excede 40 dólares el barril, como ha ocurrido desde el 2004, es en veintitrés años, cubriendo el financiamiento alrededor del 50% del valor del petróleo comprado a PDVSA.

En el caso cubano su dependencia es mayor, pues Venezuela está expandiendo la refinería de Cienfuegos. Es una dependencia parecida a la que Cuba sufrió con la Unión Soviética hasta 1991, cuando se derrumbó el sistema comunista europeo y también parecida a la nuestra con Estados Unidos hasta la década de los años ochenta, cuando los grandes volúmenes de préstamos y la cuota azucarera.  La dependencia cubana tan sólo desaparecería si la perforadora marítima “escarabajo”, comprada a los chinos y manejada por la española Repsol, encuentra mucho petróleo en el mar. Cuba es el país al que más le conviene que si muere Chávez, o pierde las elecciones de diciembre del 2012, su sucesor sea alguien que mantenga el subsidio de Petrocaribe. A nosotros también.

Una encuesta de hace un mes arroja un 41% de los venezolanos favoreciendo a Chávez y un 53% rechazándolo, pero en las próximas elecciones, aun si pierde Chávez o su sucesor designado, el congreso es probable que lo controlen los chavistas. Venezuela sufre la inflación más alta de América Latina, la tasa de crecimiento más baja, hay escasez de productos y hasta apagones, excepto en Caracas. El crimen está creciendo. En resumen, que sus problemas domésticos cada día son más serios y por eso el plan de ayuda a través de Petrocaribe es mal visto por muchos segmentos de la población.  Pero una persona tan hostil a Chávez como el ex Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, declaró en Bogotá: “Lo peor que podría pasarle a Venezuela y al hemisferio ahora mismo es que Hugo Chávez muera”.

Para lograr que el sucesor de Chávez sea alguien que mantenga el subsidio a Cuba y, por extensión, a nuestro país, Centroamérica y el Caribe, los cubanos cuentan con 40,000 personas en Venezuela, no sólo doctores, sino militares y oficiales de inteligencia. La transición política en Cuba sería mucho más difícil sin el apoyo financiero de Petrocaribe. Tanto Adán Chávez, hermano de Hugo, como Elías Jaua, Vicepresidente, pertenecen a la facción pro-cubana, pero elementos militares y ejecutivos de PDVSA se oponen a los financiamientos blandos a nuestras islas.

Fernando Lugo, Fidel Castro y Dilma Roussef han sobrevivido sus graves enfermedades. Veremos qué pasa.

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