Estamos en un gran momento

Estamos en un gran momento

MARTHA PÉREZ
Abraham Lincoln fue un hombre de gran humildad y fortaleza; grande en su no-resistencia y de grandes logros. En una ocasión se le preguntó por qué no reponía un miembro de su gabinete político que se le  oponía constantemente. De forma muy particular, respondió con un cuento: «Hace algunos años, yo iba pasando por un campo donde el capesino trataba de arar usando un caballo muy viejo y decrépito.

Noté que había un moscardón posado en uno de sus lomos; ya iba a espantarlo cuando el campesino me detuvo, ¡No se te ocurra molestar esa mosca, Abe! ¡Si no fuera por ese moscardón este viejo caballo no se movería ni a pulgada!» Con esta respuesta, Lincoln está diciendo que las personas difíciles con quienes tenía que trabajar le proveían los retos que le obligaban a buscar dentro de sí mismo por mayor fortaleza. De modo que estaba alcanzando grandes logros, no a pesar de, sino por causa de sus mismos opositores. Se necesita ser un gran hombre para ver y admitir tal cosa. Esa «espina en la carne» que resistimos tan tenazmente puede ser más importante de lo que creemos en las metas que alcanzamos o en el éxito que logramos. (Volví a leer esta anecdota de A. Lincoln, en el libro Descubre tu poder interno, de Eric Butterworth).

Y partiendo de ésta, no hay dudas de que la denomimada doctrina de la no-resistencia viene a ser una enseñanza que si fuese entendida y practicada por la humanidad, pudieramos ver el fin de las distintas manifestaciones de  violencia a nivel mundial;  de conflictos entre naciones,  clases sociales y razas. En el  mundo se producen grandes cambios; muchos de los cuales no tienen un efecto positivo inmediato para  la humanidad porque los actores principales se  detienen en espantar el moscardón posado en el lomo del caballo y talvez sin proponerselo, no  le permiten avanzar. El pueblo dominicano, como aquel campesino, ha venido arando el camino hacia una mejor situación económica y social con un caballo muy viejo y decrépito por tantos problemas que componen su carga, desde el pasado reciente,  sin lograr avanzar  porque le espantaban el moscardón, una y otra vez.

     De pronto, una actitud  inteligente propia de los grandes hombres con humildad y fortaleza, evidenció que para el caballo avanzar necesitaba un estímulo que resultaba ser de «poca importancia» porque no había que fabricarlo ni tenía un costo económico; tampoco le ocasionaba al caballo un perjuicio; sin embargo realizaba una función de gran trascendencia en el  objetivo principal. Ahí está el moscardón sobre el lomo del caballo;  y éste va dando pasos,  despacio pero firmes;  avanza, y sobrelleva su carga arando el camino. Estamos en un gran momento, en el que cada dominicano debiera identificar el moscardón en el lomo del caballo; y por íntima convicción y voluntad, asumir no espantarlo, para que cada actitud se invierta positivamente en  cambiar el mazo por la llave para lograr lo que esperamos; y en dejar de hacer uso de la fuerza para conseguir lo que queremos. 

El momento demanda  que cada ciudadano se convierta en actor- activo del proceso de cambios que comienza a experimentar la sociedad dominicana hacia un desarrollo sostenible. Para ello no tiene que ocupar un cargo y/o función relevante en una institución pública o privada. Una sencilla forma de ser actor activo es – por ejemplo- comenzar respetando y  cumpliendo nuestras leyes;  dejar de tirar basura en las calles;  apagar las bombillas  que no vaya  a usar;  hacer un uso racional del agua potable, denunciar en el destacamento policial,  iglesia, escuela, junta de vecino, medio de comunicación  más cercano, cualquier acto que considere delincuencial,  de violencia o violación de las leyes  que suceda en su entorno. 

Estamos en un gran momento que,  aunque matizado por diversos hechos delictivos, amenazas en   el camino que transitamos hacia el progreso, se constituye en una oportunidad para que todos y cada uno decidamos convertirnos en guardianes y actores activos  del proceso de  nuestro propio desarrollo.

     Del gran momento en que estamos hoy, pueden surgir muchos grandes hombres y mujeres. El hombre es grande por lo que hace, no sólo por lo que es y dice ser. Los nombres de Jesucristo, Buda, Asoka, Asistóteles, Roger Bacon y Abraham Lincoln,  aparecen  en una  lista de personas interesantes (en  la obra «Outline of History» de H.G. Wells) que los califica como los seis hombres más importante que han vivido; y obviamente seleccionados, porque -según el autor- tomaron poco del mundo y le dejaron mucho.

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