Estamos saturados de política y políticos

Estamos saturados de política y políticos

Desde que se separó el sistema de votación de presidencial y legisladores y alcaldes hemos sido desbordados por la participación en política de individuos que  quieren labrar un futuro apoyados en una falsa premisa, de que ese arte les hará famosos y sobre todo ricos, aplicando la teoría del mínimo esfuerzo y catapultado por los partidos políticos.  Tienen la falsa creencia de que hablar para convencer adeptos, “caravanear”, asistir a mítines y darle coba al Candidato, significa un trabajo honesto y gratificador.  ¡Cuán equivocados están!

Estar saturado no es la palabra adecuada, la que expresa el pueblo en su desesperación es: “estamos jartos”, especialmente cuando se improvisa una manifestación en un punto estratégico, lo cual impide el paso a los que no están participando de la actividad. 

Si no se aprueba en lo inmediato la Ley sobre Partidos Políticos, la cual regulará las actividades proselitistas, seguiremos aguantando “la pela” a toda hora, tanto por los medios radiales como televisivos, de presentadores, que al parecer, sólo les importa llevar a sus programas a personas ligadas a los principales partidos políticos y que tienen una posibilidad de que sus candidatos ocupen, ya sea la presidencia de la República, un escaño en el Congreso, una alcaldía o simplemente una regiduría en un cabildo de los cientos de municipios que también, merced a los políticos, nos han dividido el pequeño espacio que ocupa nuestro país en la geografía mundial.

Desde muy temprano en la mañana se comienza a escuchar programas de opinión en donde la mayoría de los comentarios son de corte político.

Creo se puede afirmar que después del ajusticiamiento de Trujillo hace 50 años, no hay un pueblo en América más politizado que el nuestro.  Aquí, hasta los imberbes se inmiscuyen en política. Todo aspirante a escalar un escaño en la sociedad empieza por afiliarse a un partido político, sin importarle que el mismo no tenga posibilidades de éxito.

 Lo importante es que haya sido reconocido por la Junta  Central Electoral (JCE), organismo encargado de “repartir” el botín a los diferentes partidos que tercian en las elecciones.  Hay que ver la clase de mangantes que nos gastamos a los cuales el vulgo ha bautizado con el nombre de “ñames con corbata”. Algunos, queriendo aparentar ser eruditos, se destapan con un lenguaje que a todas luces, por las metidas de pata, se infiere que no saben lo que dicen.  Otros, como una vez expresó Corpito Pérez: “hasta hablando cometen faltas de ortografía”, lo cual demuestra que al público que se dirigen son más “ñames” que ellos. 

Debemos salir en defensa del pobre tubérculo, el cual no tiene la culpa de esta infortunada comparación.

Es necesario en consecuencia, que después de las elecciones del 2012 al pueblo se le dé la oportunidad de tomar un respiro de al menos tres años sin oír o tener que ver, porque también los atentados son visuales, cartelones, afiches y banderolas con “patriotas dispuestos a sacrificarse por la Patria”. Por favor congresistas, apiádense cuanto antes de nosotros y voten la ley de marras.

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