¿Están locos los dominicanos?

¿Están locos los dominicanos?

Los datos de la última encuesta Gallup-HOY realizada entre el 25 y 30 de noviembre pasado conducirían a concluir que los dominicanos están locos, son incoherentes e insensatos.

El 80% consideró que las cosas van por mal camino en el país, 61% definió su situación económica personal como mala, 88% consideró alto o muy alto el endeudamiento del país, 57% calificó de mala o muy mala la gestión del gobierno ante la crisis económica internacional, 58% no tiene esperanzas de que la situación del país mejorará al concluir el cuatrienio presidencial actual, 67% opinó que hoy hay más corrupción que antes, 61% que es inseguro vivir en el país, 70% que es ineficiente el combate al narcotráfico, y casi 60% asignó complicidad entre las autoridades y los narcotraficantes.

Niveles de descalificación gubernamental y desesperanza como estos augurarían en cualquier país con elecciones competitivas un rápido declive del gobierno y el ascenso de la oposición. No así en República Dominicana.

La explicación de esta situación no radica en la locura del pueblo, ni tampoco fundamentalmente en el talento político del presidente Leonel Fernández, sino en la carencia de una alternativa política confiable. El PRD, principal partido de oposición, no inspira confianza ni esperanza en la mayoría.

Por eso, más del 50% del electorado sigue refugiado en el gobierno como alternativa, aunque mucha gente sienta que ese mismo gobierno no resuelve los problemas o los empeora.

Veamos: sólo 11% de la población consideró que el gobierno está resolviendo los problemas, pero 45% consideró que el gobierno sabe cómo resolverlos y necesita más tiempo. Estos números dan una holgura al PLD: 45 + 11 = 56, pues quien piensa que el gobierno resuelve los problemas o que necesita más tiempo para resolverlos tiende a votar por ese partido.

Vale aclarar, no obstante, que la política no es fácil ni estática, y al PLD se le presentan dos serios problemas el próximo año. Uno se relaciona con las consecuencias negativas de la impunidad con que gobierna, y el otro con la reelección.

La lucha por el 4% para la educación ha demostrado que comienza a producirse un hartazgo en la clase media con el estado del país, y que está dispuesta a expresar ese descontento en temas de amplia convocatoria que no coopte ningún partido. Ante la demanda, el gobierno ha actuado con poco decoro político.

El tema de la reelección pasará en el 2011 de ser hipótesis a realidad: ¿va o no Leonel Fernández? Desde ya, la encuesta Gallup-HOY muestra que la gente percibe la intención del Presidente: más del 80% consideró que Fernández desea la repostulación y 77% opinó que el Presidente estaría dispuesto a modificar la Constitución para lograrlo.

Esta percepción, que alimenta el jolgorio reeleccionista, hiere profundamente la débil democracia dominicana, porque crea una disonancia en el pueblo entre lo que dice la Constitución y lo que expresa el Presidente. Además, genera problemas en el PLD. Según la encuesta Gallup-HOY, 62% de la población no cree que Fernández debe repostularse, y Danilo Medina está en la delantera si Fernández no se repostula. Pero, ¿patrocinará Fernández unas primarias democráticas en el PLD? Lo dudo.

Entonces, las opciones de mayor probabilidad son: que se imponga la candidatura de Fernández, o que el Presidente elija un sustituto que, independientemente de cuán bajo esté ahora en las encuestas, eleve su popularidad por el apoyo de Fernández.

Dicen los folletines del PLD que su doctrina es el centralismo democrático. Eso era en el pasado, ahora sólo queda el centralismo y un coro obediente e interesado.

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