Efe reportajes. Tras un día agotador de trabajo, todos soñamos con regresar a nuestro hogar, ese refugio de tranquilidad y relajación. Sin embargo, muchos desconocemos el hecho de que una perfecta armonía energética de los espacios de nuestra morada puede aportarnos bienestar, salud, felicidad e, incluso, fortuna. He aquí la fusión de la tendencia decorativa con la antigua práctica oriental del feng shui.

Hasta hace poco, se pensaba que los decoradores o diseñadores eran los únicos que podían convertir los distintos espacios del hogar en lugares cómodos y placenteros, pero esto ha ido cambiando con la globalización de otras prácticas y ritos. Ahora son muchas las personas que acuden a expertos en feng shui para adecuar su entorno y vivir en armonía con él y en conexión con todos los objetos que componen la morada. 

La ciencia de la armonía.  “El feng shui es la ciencia de la armonía. Entiende y maneja la energía que se encierra entre cuatro paredes para conseguir convertir cualquier sitio, por muy feo, oscuro y desagradable que sea, en un espacio habitable y humano”, explica a Efe la consultora de feng shui Marina Ponce de León, de la empresa Área Feng Shui.

Esta práctica, también catalogada como el “arte de la colocación”, permite equilibrar el flujo de energías en el hogar: el “ying” (energía positiva) y el “yang” (energía negativa). La clave del feng shui radica en  hacer que la casa cobre vida, que el “ying” esté en constante movimiento.

“El manejo de la energía con colores, materiales y formas produce soluciones decorativas ideales, distribuciones interiores inmejorables, formas arquitectónicas equilibradas, adecuadas al espacio en el que se construyen, en sintonía con lo que le rodea”, precisa la experta.

Es muy probable que alguna vez en nuestras vidas hayamos percibido una sensación extraña cuando entramos en un espacio que, a pesar de haber sido ambientado siguiendo las últimas tendencias de decoración, no aporta ningún toque de orden, armonía, calidez o encanto.

Esto se debe a que se ha decorado un lugar con elementos  inadecuados; por ejemplo, se han usado elementos tierra en un espacio que requería componentes de agua o metal.