El devastador terremoto de Haití de 2010 cumple diez años este domingo, mientras el país caribeño, envuelto en una espiral de subdesarrollo, hambre, violencia y continuas crisis políticas, todavía no ha terminado de levantar cabeza.
Estas son las diez claves para entender qué sucedió en uno de los desastres naturales más mortíferos de la historia reciente y cuál es la situación actual del país más pobre de América.
1. El terremoto. ¿Cómo fue? El sismo de magnitud 7,0 en la escala Richter tuvo epicentro en Léogâne, a unos 15 kilómetros al suroeste de Puerto Príncipe, y fue el más grave en Haití desde 1842. Fue especialmente destructivo por ser muy superficial, se generó a entre 8 y 13 kilómetros bajo tierra. El terremoto fue seguido, en los siguientes 20 minutos, por dos réplicas de magnitud 6,0 y 5,7 que agravaron los daños. El número de muertes fue diez veces superior a la suma de las víctimas causadas por todos los desastres ocurridos en Haití desde 1963, según el PNUD.
2. Las víctimas y la destrucción. La cercanía del epicentro a la región metropolitana de Puerto Príncipe, densamente poblada, y la fragilidad de las construcciones condujeron a una catástrofe sin precedentes. Cerca de 316.000 muertos, 350.000 heridos, miles de casas desplomadas, el 60 % de las infraestructuras médicas destruidas. También se vinieron abajo el Palacio Nacional, el Parlamento o la catedral de la capital, todos ellos aún sin reconstruir. El desastre debilitó enormemente al Estado y causó un daño estimado en el 120 % del PIB de 2009, es decir, 7.900 millones de dólares.
3. Los desplazados. Cerca de 1,5 millones de personas se quedaron sin hogar y fueron alojados en unos 1.500 asentamientos temporales. El campamento de Champ de Mars, frente al Palacio Nacional, tardó más de dos años en ser desmantelado. El 99 % de los desplazados ya ha sido reasentado, pero 34.000 de ellos siguen en los mismos refugios temporales, con graves carencias sanitarias y sin abastecimiento regular de agua o luz.
4. ¿Cuánto dinero se ha gastado? Al menos 11.581 millones de dólares han sido canalizados en 2.552 proyectos de reconstrucción a través del Módulo de Gestión de la Ayuda Externa del Gobierno de Haití. Los fondos gestionados a través de las ONG han sido incalculables, incontrolados y, en muchos casos, mal gestionados, lo que llevó a Haití a ser bautizado como “la república de las ONG». En una reciente entrevista con Efe, el presidente haitiano, Jovenel Moise, reconoció que los resultados de la reconstrucción “no son satisfactorios».
El politólogo Jean Ronald Joseph, de la Universidad Estatal de Haití, dijo a Efe que “la gestión del sismo por el Gobierno en esa época y también por la comunidad internacional fue un desastre. Se desarrolló un negocio humanitario y se robaron un montón de plata».
5. Los desastres que siguieron al terremoto. Haití es uno de los países más vulnerables a desastres naturales del mundo. En 2016 el huracán Matthew barrió el suroeste del país causando 573 muertes y dejando unos dos millones de damnificados. El país caribeño también sufrió una grave epidemia de cólera, importada en 2010 por los cascos azules de Nepal, que infectó a 520.000 personas y causó la muerte de por lo menos 7.000. La epidemia solo ha sido totalmente controlada en 2019.
6. La ampliación de la misión de la ONU. La Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah), desplegada en 2004 tras el golpe de Estado que derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide, alargó su mandato hasta 2017 debido al terremoto. Después fue sustituida por una misión policial de menor tamaño, que finalmente fue clausurada en octubre pasado. La Minustah fue una de las misiones de paz más polémicas de la ONU. Vista como una fuerza de ocupación por sus detractores, ha causado controversias por la epidemia de cólera y por las decenas de casos de abusos sexuales cometidos por los cascos azules.
7. Los abusos sexuales. La ONU ha reconocido 29 casos de abusos sexuales -incluyendo sexo con menores- y 55 denuncias de explotación sexual, referidas tanto a prostitución, como casos en los que los soldados se aprovechaban de su posición de poder sobre las víctimas. Al menos 33 de esas relaciones dieron como fruto el nacimiento de niños, abandonados por los cascos azules, aunque la ONU reconoce que la cifra real se desconoce, puesto que muchas mujeres no lo han denunciado.
Un reciente estudio de las profesoras Sabine Lee y Susan Bartels recopila 265 historias de hijos abandonados por los cascos azules, aunque las autoras han reconocido a Efe que esto no implica que nacieran 265 niños. Ellas no tomaron datos personales de las víctimas y es posible que algunas historias estén “repetidas». Los casos de abusos no se restringieron a la Minustah. La ONG británica Oxfam fue expulsada de Haití en 2018 después de que se desvelase que directivos de la misma habían montado orgías con prostitutas después del terremoto.
8. Una “década perdida». Haití era y sigue siendo el país más pobre de América. En los últimos diez años el PIB per cápita ha mejorado ligeramente, pasando de 662 dólares a 765. Sin embargo, el porcentaje de la población que vive con menos de dos dólares al día sigue estable por encima del 60 %. Del mismo modo, el riesgo de padecer hambre está en aumento por las repetidas crisis, las malas cosechas y la inflación.
La ONU calcula que 3,7 millones de haitianos, en una población de cerca de 10,5 millones, padece inseguridad alimentaria. Un quinto de la población, cerca de dos millones de personas, se ha visto forzado a emigrar. “Diez años después es peor la situación de Haití con respecto del medioambiente, el urbanismo y la vivienda. Eso, con las crisis políticas e económicas recurrentes. Fue una década perdida”, apunta el profesor Joseph.
9. La inestabilidad constante. Haití carece de Gobierno desde marzo de 2019. El vacío de poder se agravará a partir de este lunes, cuando termina el mandato de los diputados y un tercio de los senadores, que no tienen reemplazo porque se aplazaron las elecciones previstas para el año pasado.
Mientras, el presidente Moise negocia con la oposición la formación de un Gobierno de unidad. El país vivió constantes protestas violentas entre septiembre y noviembre que paralizaron prácticamente todas las actividades de las instituciones públicas y privadas del país. La crisis, además de agravar la inseguridad alimentaria, ha provocado una recesión y, según alerta Médicos Sin Fronteras, ha llevado el sistema de salud al borde del colapso.
10. La creciente inseguridad. Numerosas bandas armadas, algunas de ellas con vínculos con importantes políticos, han proliferado en los últimos años y controlan barrios enteros de Puerto Príncipe y de otras ciudades.
Ahora sin la ayuda de la ONU, los cerca de 15.000 policías y 500 militares del Ejército, recién refundado, no consiguen hacerles frente. En su combate a las bandas, la Policía ha sido acusada de cometer matanzas indiscriminadas. El Consejo de Seguridad de la ONU pidió este jueves que se investiguen las masacres de La Saline en 2018 y de Bel-Air en noviembre pasado, en las que murieron decenas de civiles.