¡Este domingo no voy al templo!

¡Este domingo no voy al templo!

¡Voy a marchar reclamando que sean enjuiciados los responsables de la corrupción! Voy a imitar a Jesús cuando enfrentó la corrupción en el templo, tal como dice: “Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas…” y les acusó diciendo: “mi casa será llamada casa de oración… pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones” (Mr.11.15,17). Prometo que no volcaré las mesas, pero si voy a denunciar a las autoridades como una “cueva de ladrones”.
Voy a imitar a los profetas del Antiguo Testamento cuando criticaron a los gobernantes diciendo: “Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda” (Is.1.21-23), y, también en otra parte, “se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron. ¿No castigaré esto? Dice Jehová” (Jer.5.28-29).
Voy a imitar a los puritanos del siglo XVIII, en Inglaterra, cuando enfrentaron la monarquía reclamando una República organizada de acuerdo con los valores del reino de Dios, y de ese modo fomentaron una indignación que fue decisiva en los albores de la revolución industrial.
Este domingo no voy al templo, marcharé contra la Sun Land; marcharé contra la mafia de la OISOE; marcharé contra la prevaricación en el DICAN; marcharé contra el robo vil que se hizo con los aviones Tucanos; marcharé contra los U$92 millones pagados por Odebrecht a funcionarios corruptos desde 2001 hasta el presente 2017; marcharé contra una clase política que ha traicionado, no solo sus postulados originales, sino los más elementales principios de ética y honorabilidad.
Este Estado -y sus tres poderes- está putrefacto hasta la coronilla, y, aparte de eso, tenemos un gobierno que no termina de resolver el problema de los apagones, ni la falta de agua potable; hay hospitales cerrados, y escuelas con currículos obsoletos; tenemos un tránsito infernal; la gente seria vive encerrada en sus casas y la calle es de los delincuentes; hay funcionarios que ganan millones, y empleados públicos con sueldos de miseria… ¡Esta gente no ha resuelto ni un solo problema básico, y solo vive figureando y buscando la oportunidad de salir en fotos bonitas, pues son expertos en demagogia y en clientelismo político!
Hace más de 50 años que voy al templo cada domingo de cada mes, de cada año, y prometo seguir asistiendo, pero esta vez no voy al templo, voy a las calles a protestar contra la corrupción descarada que se ha instaurado en nuestro país.
¡Mi culto a Dios este domingo es en la Máximo Gómez con 27 de Febrero, a las 10 AM, con una camiseta verde, en la marcha contra la impunidad!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas