Unos 30 metros de longitud y hasta 180 toneladas de peso. Esas son las características del que se considera el animal conocido más grande del mundo. Se trata de la ballena azul, un mamífero marino que es el rey de los océanos. Esto no es de extrañar si se tienen en cuenta sus espectaculares dimensiones: solo su lengua puede llegar a pesar como un elefante y su corazón, como un vehículo. Y es que el mundo de estas especies está repleto de curiosidades que aún son desconocidas para una inmensa mayoría de personas.
Sus enormes dimensiones se deben a una dieta que está compuesta únicamente por cantidades ingentes de plancton y krill, un animal que es similar a un camarón diminuto. En ciertos periodos del año, la especie más grande del mundo llega a consumir hasta 3,5 toneladas de krill al día. De hecho, los expertos identifican esta ingesta como la causante de que estos cetáceos se estén volviendo a divisar en aguas españolas, a pesar de que su supervivencia está gravemente amenazada.
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Tal es su tamaño, que incluso cuando las ballenas azules llegan al mundo, ya lo hacen convertidas en las criaturas más grandes del planeta: nacen con un peso de cerca de 2,5 toneladas y una longitud de ocho metros. Solo en su primer año de vida, engorda unos 90 kilos diarios, alimentándose en exclusiva de leche materna. A ello se une que están entre las especies más longevas: la de mayor edad que se haya conocido alcanzó los 110 años, mientras que la media se sitúa entre los 80 y 90 años.
La ballena azul, una especie que llega a pesar cientos de toneladas
Hasta mediados de 2023, la ballena azul era considerada indiscutiblemente el animal más grande que ha habitado la Tierra. Sin embargo, una investigación arqueológica en Perú reveló los restos de la Perucetus colossus, una ballena prehistórica cuya masa podría haber oscilado entre 93 y 370 toneladas, según estimaciones científicas. Aunque este hallazgo plantea la posibilidad de un nuevo récord, la limitada cantidad de fósiles recuperados dificulta confirmar si supera definitivamente a la ballena azul.
Mientras tanto, la ballena azul (Balaenoptera musculus), junto con los rorcuales comunes y norteños, enfrenta graves amenazas en los océanos, incluyendo el impacto del cambio climático, la reducción de alimentos disponibles y la intensa actividad pesquera. En las aguas de Canarias y las costas peninsulares, la subespecie Balaenoptera musculus musculus, similar al rorcual común, continúa siendo objeto de estudio y protección debido a su situación vulnerable.
La pesca, la contaminación de las aguas y el turismo ponen en jaque su supervivencia
La vida marina en aguas gallegas enfrenta múltiples desafíos de conservación, muchos de ellos vinculados a actividades humanas. Según la Sociedad Española de Cetáceos, problemas como la interacción con la pesca –una de las principales causas de mortalidad–, la sobrepesca, la acuicultura, los vertidos de petróleo, la contaminación, el ruido del transporte marítimo, la actividad militar y el turismo afectan gravemente a los ecosistemas marinos.
Un estudio publicado en 2018 mostró cómo las hormonas presentes en el cerumen de las ballenas pueden proporcionar información sobre el impacto del estrés causado por actividades humanas, como la caza y los conflictos bélicos, durante los últimos 150 años. Este análisis abre nuevas vías para comprender cómo las acciones humanas han afectado a estos gigantes marinos.
A pesar de ser el animal más grande del planeta, la ballena azul no solo sufre amenazas humanas. Según un estudio de Marine Mammal Science de enero de 2022, las orcas han sido registradas alimentándose de casi todas las especies de ballenas grandes, aunque los ataques suelen concentrarse en crías. En los últimos años, observadores con teléfonos móviles y drones han captado episodios de cacería. En un vídeo grabado en 2017 frente a Monterey, California, fue posible ver a un grupo de orcas atacando, sin éxito, a una ballena azul adulta.
También son uno de los animales más ruidosos del planeta
Las ballenas azules pertenecen al grupo de las ballenas barbadas, caracterizadas por las placas córneas –conocidas como barbas– que se extienden desde su mandíbula superior. Este sistema les permite filtrar alimento: tras tragar grandes volúmenes de agua y expandir la piel plisada de su garganta y vientre, utilizan su lengua para expulsarla a través de las barbas, reteniendo miles de ejemplares de krill que luego ingieren.
Bajo el agua, su tonalidad es de un azul uniforme, pero en la superficie adquieren un gris azulado con motas, mientras que su vientre presenta un tono amarillento debido a los microorganismos que habitan en su piel. Su fisonomía destaca por una cabeza ancha y plana, un cuerpo largo y estilizado, y aletas triangulares de gran tamaño.
En la parte superior de la cabeza, las ballenas azules cuentan con dos orificios llamados aventadores, que utilizan para respirar. Al exhalar, generan columnas de aire vaporizado que pueden alcanzar hasta nueve metros de altura. Aunque existe la creencia de que expulsan agua por sus espiráculos, lo que realmente ocurre es que el aire caliente de sus pulmones, al entrar en contacto con el aire frío exterior, se condensa en una nube visible. Esta nube incluye mucosidad y gotas de agua de mar que cubren el espiráculo.