La falta de una oposición fuerte indica que este Gobierno goza de un privilegio que ni siquiera Rafael Leonidas Trujillo tuvo.

Durante la Tiranía hubo hombres que a fuego y sangre siguieron enarbolando su creencia en una democracia plena.Muchos fueron a parar a fosas clandestinas, al calabozo, a las cámaras de tortura, al ostracismo y a la presión política tormentosa.

El doctor Leonel Fernández Reyna ha usado otro método. Proyecta la imagen de demócrata cabal, de ciudadano moralista, respetuoso y del gran sabio que obra a favor de su pueblo.Aunque con argucias y tácticas, lo cierto es que se ha llevado de paro a todo el que le ha hecho sombra, tanto dentro de su partido como fuera del mismo.Al partido grande opositor lo engatuzó de tal forma que lo ha dejado desarmado. Ahora tenemos a un PRD blando, incoherente, sin estrategias y con luchas intestinas.Al PRSC lo desarticuló hasta quedar sólo un cascarón que usará para sus propios fines.A los partidos pequeños, algunos de los cuales jugaron gran papel durante la Tiranía y los gobiernos del doctor Joaquín Balaguer, ha conquistado llevándolos a ser dóciles por el disfrute de posiciones en el Gobierno.Ahora no hay denuncias, exigencias ni la posibilidad de que remuevan o disminuyan el poder al partido morado.Leonel está sólo en el escenario. Y se vale de los recursos del mismo Estado y de todas las prerrogativas inherentes a su investidura para mantenerse.

¿Podrá haber algo más preocupante y peligroso que eso para el país y nuestra democracia? ¿Y quién podrá defendernos de este terrible fenómeno?