Este tampoco es

Este tampoco es

PEDRO GIL ITURBIDES
Se colige la inexistencia de una política de inversión en infraestructura social para protección popular y desarrollo social. Podría muy bien advertirse que faltando aquello, crece el gasto social. Pero no, tampoco éste parece conquistar metas en cuantos trazan las políticas gubernamentales. Y bien se nota ello en el hecho de que a cada rato gritan por sus subsidios instituciones públicas y privadas que cumplen tareas de servicio social. Y para muestra, una docena de botones.

Porque uno es insuficiente a cierta gente.

A nuestros oídos llegaron quejas de varias entidades que en octubre del año pasado perdieron su derecho a recibir subsidios del gobierno central. Se nos dice que una hermana del propio Presidente Leonel Fernández ha tenido que intervenir en procura de esa asistencia. Pero lento, angustioso y aparentemente infructuoso ha lucido ese intento destinado a desbrozar el camino que recorren las organizaciones a las que voy a referirme.

Las instituciones que en octubre pasado perdieron el apoyo del Estado son el Albergue Divina Providencia de San Francisco de Macorís, la Asociación Maeña de Padres de Niños Especiales de Mao, el Faro Niños para Cristo de Santo Domingo, la Fundación Niñez que Ríe de Moca, el Hogar de Niñas Madre de Dios de Bonao, el Hogar Niñas de Dios de Santiago de los Caballeros.

También el Instituto Preparatorio de Menores de San Cristóbal, el Hogar Escuela Luisa Ortea de Puerto Plata, la Guardería Infantil Nazaret de Santo Domingo, el hogar Escuela Rosa Duarte de Santo Domingo, las Aldeas Infantiles SOS de Santo Domingo, el hogar de Niñas Rafaela Ibarra y la Fundación Delia Suárez Berruti.

Además, la Casa Albergue Martina de Puerto Plata, la Escuela Hogar Doña Chucha de Santo Domingo, el Hogar Divino Niño Jesús de Santo Domingo y el Hogar Quédate Con Nosotros también de la capital.

Cuando uno junta esta información con la publicada en esta semana por este diario, en el sentido de que se pierden equipos de hospitales por valor de quince mil millones, volvemos a la pregunta anterior. ¿Cuáles son las prioridades? Y al revisar metro por metro el kilométrico palabrerío gastado en la publicidad pública, no queda espacio para una respuesta lógica y racional. En definitiva, no parece que entre las prioridades del gasto público de las últimas tres administraciones gubernamentales se encuentre el que impulse el desarrollo de los dominicanos.

Algunas de las entidades cuyas denominaciones sociales mencionamos han logrado que se les preste atención. Tal el caso del Instituto Preparatorio de Menores de San Cristóbal, institución pública. El que se eliminaran las transferencias corrientes destinadas a este reformatorio, o el que se postergase la entrega de esos recursos, sostiene nuestras interrogantes. ¿Cuál es la prioridad en el gasto público?

Sin duda que los sueldos lujosísimos de los que ha venido hablándose en tiempos recientes. Y una que otra construcción cuyas motivaciones, probablemente, ni Dios que es omnisciente y todopoderoso, conoce. Pero estoy seguro de que tanto Él como nosotros, querríamos conocer las causas por las que ni un gasto social lógico y racional, ni una inversión estimulante del desarrollo, sean parte de la tarea del administrador público.

Ojalá que alguien pueda explicarlo, aunque sea de manera indirecta. Porque en base a cuanto hemos dicho, es evidente que por estos lados no andan las prioridades de las políticas gubernamentales.

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