Esteroides opacaron béisbol en
un año de grandes logros en el terreno

Esteroides opacaron béisbol en<BR>un año de grandes logros en el terreno

NUEVA YORK (AP).- Barry Bonds quebró el récord histórico de jonrones, el más sagrado en las mayores. La de Alex Rodríguez fue una campaña soñada. Los Medias Rojas de Boston, exhibiendo un arsenal demoledor, ganaron su segunda Serie Mundial en cuatro años.

   Alto ahí. No se deje llevar por las apariencias. Todas esas gestas están en un plano secundario. Turbulento y lleno de sorpresas, el 2007 pasará al recuerdo como uno de los más nefastos en los anales de las Grandes Ligas.

   Y la culpa la tiene el tema de las drogas, uno que no le da respiro al deporte.

   George Mitchell, un ex líder de la mayoría demócrata en el Senado, finalmente presentó el informe encargado por las Grandes Ligas y el voluminoso tomo de más de 409 páginas no pudo ser más duro.

   A somera vista, el impacto fue devastador, marcado por un punzante párrafo que recoge el dilema que afronta la disciplina.

   «El uso ilegal de sustancias para mejorar el rendimiento constituye una seria amenaza a la integridad del deporte», reza parte del informe de Mitchell. «El consumo generalizado de esas sustancias pone en desventaja injusta a los jugadores limpios que se resisten a usarlas y pone en tela de juicio la validez de los récords en el béisbol».

   Mitchell, reconocido por su papel de mediador en el conflicto de Irlanda del Norte, repartió la culpa a todos los actores, desde el comisionado Bud Selig hasta los jugadores.

   El que el nombre de Bonds, quien este año rebasó el récord de Hank Aaron de 756 jonrones, apareció en la lista de casi un centenar de jugadores involucrados en consumo de drogas no generó ninguna sorpresa.

   Después de todo, Bonds –el villano ideal en la película de los esteroides– afronta problemas mucho mayores que la cada vez cruda realidad de que se quedará sin encontrar equipo para la próxima temporada. Con un juicio por perjurio y obstrucción a la justicia encima, Bonds podría verse tras las rejas.

   También podría olvidarse de pensar en ingresar alguna vez al Salón de la Fama, y otro tanto sería el caso de Roger Clemens, quien hasta ahora sólo había sido objeto de especulaciones y rumores.

   Considerado como uno de los mejores lanzadores de todos los tiempos, Clemens fue quien peor quedó parado.

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