Estertores en la Plaza de la Cultura

Estertores en la Plaza de la Cultura

POR VLADIMIR VELÁZQUEZ MATOS
Es de todos sabido que cuando los organismos están cansados, exhaustos, deteriorados por un largo trajinar, los especialistas de la salud recomiendan, además de los fármacos y terapia adecuada que le repondrán su salud, de un prolongado y merecido descanso para así renovar el brío y las energías para nuevas faenas.

Lo mismo ocurre con esos complejos organismos como lo son las instituciones públicas, en el caso particular el de la Plaza de la Cultura, institución ésta que por la desidia, el abandono, la rapacidad, amén de la estulticia más vergonzosa que exhiben algunos de sus incumbentes, ha caído, como cualquiera que tenga  ojos para ver puede perfectamente comprobar, está prácticamente moribunda, si es que de manera inmediata no se le dan los primeros auxilios.

Y es que esta obra cumbre de la cultura de cualquier nación, pues no todo país cuenta con un conglomerado de edificios en una sola área geográfica que contenga todo el saber humano, y la cual fue construida por una mente tan esclarecida y sensible como la del doctor Joaquín Balaguer, se haya dejado en el más completo de los abandonos, siendo el principal causante de esta desgracia como todas las que le han caído encima a este pobre e infortunado país, el presente gobierno del PPH y el agrónomo presidente Mejía, en donde en todas sus dependencias se la ha colmado de una pléyade de «compañeritos» (o aves carroñeras, hienas y sanguijuelas públicas), que han hundido hasta el abismo aquel otrora maravilloso lugar.

El Museo del Hombre Dominicano, El Museo de Historia y Geografía, El Museo de Historia Natural (hoy fuera de servicio por una mortal bacteria que casi aniquila a su incumbente), la Biblioteca Nacional, el Museo de Arte Moderno, el Teatro Nacional, se están desmoronando a la vista de todo el mundo, mientras sus directivos y empleados con la vacua perorata oficialista se hacen de la vista gorda y hablan de logros que solo existen en su ya marchita imaginación.

Por ello creemos que es imperativo para la nueva gestión gubernamental, que será presidida por un hombre de probada sensibilidad y gran estatura intelectual y humanística, como a las que adornan al doctor Leonel Fernández, que todas las dependencias de esa gran institución que es la Plaza de la Cultura, sean saneadas con una merecida clausura, temporalmente, para que sean rescatadas a la vez liberadas de la presente rémora de clupópteros y comecheques que muy poco, tal como se ha visto hasta la saciedad, le importa el arte y la cultura de nuestro país.

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