La música está siendo introducida en la educación de los niños en edades preescolares, debido a la importancia que representa en su desarrollo intelectual, auditivo, sensorial, del habla y motriz.
Y es que la música es un elemento fundamental en esta primera etapa del sistema educativo, porque el niño empieza a expresarse de otra manera y es capaz de integrarse activamente en la sociedad, ya que la música le ayuda a lograr autonomía en sus actividades habituales, asumir el cuidado de sí mismo y del entorno, así como ampliar su mundo de relaciones. Es en el contacto con los otros niños y con la docente que se enriquece este don musical que el niño posee.
La etapa de la alfabetización del niño se ve más estimulada con la música. A través de las canciones infantiles, en las que las sílabas son rimadas y repetitivas, y cuando son acompañadas de gestos que se hacen al cantar, el niño mejora su forma de hablar y de entender el significado de cada palabra. Y así, se alfabetizará de una forma más rápida.
Es preciso resaltar, que en la etapa de la infancia inicia la base de los futuros aprendizajes. Si no empezamos a enseñarles música desde pequeños o si limitamos la enseñanza musical infantil a unas cuantas canciones de tradición popular, los niños nunca podrán comprender la música. En los primeros años de escolarización los niños ya pueden explorar las propiedades sonoras de sus cuerpos, de los objetos, de los instrumentos musicales; discriminar sonidos; diferenciar ruidos, música, silencios, canciones; y esto les da seguridad emocional, confianza, porque se sienten comprendidos al compartir canciones, e inmersos en un clima de ayuda, colaboración y respeto mutuo.
Un experimento desarrollado por psicólogos canadienses ha comprobado que la enseñanza musical acelera el desarrollo del córtex cerebral de los niños de maternal y primaria, así como que tiene un efecto positivo sobre la memoria y la atención de los más pequeños. La mejora de la capacidad de memorización alcanzada gracias a la música facilita el aprendizaje de la lectura, de la escritura y de las matemáticas, así como el desarrollo de la capacidad de ubicarse en un entorno e incluso el coeficiente intelectual.
Los niños disfrutan de la música, gustan de ella. Se emocionan al ir experimentando emociones, sentimientos, gozando con los sonidos, que oyen y producen. Es un lenguaje que permite que los niños se comuniquen con el interior de sus sensaciones, y a la vez entre ellos. Pueden hacer música, pueden expresar a través de sus composiciones e improvisaciones, con sencillos materiales, los sonidos que mejor comunique lo que sienten.
El niño nace al mundo del arte popular a través de una sabia conjunción de poesía y música.
Ese mundo poético convocado por las primeras manifestaciones aumenta su valor afectivo y su fuerza comunicativa cuando va acompañado de una melodía.