Aun cuando persisten muchas incertidumbres y una desaceleración más pronunciada del crecimiento global, como expresó la misión del FMI del Articulo IV, y ningún banco central ha modificado su política antinflacionaria, en República Dominicana el Banco Central ha cambiado de una política monetaria restrictiva a una flexible para estimular el crecimiento económico.
En la pandemia fue necesario una política monetaria flexible; se inyectaron RD$215 mil millones al sector financiero para facilitar recursos a los sectores productivos y evitar un disparo de la morosidad en la cartera de préstamos; el objetivo se logró, pero al precio de un disparo de la inflación, que aunque en determinado momento tuvo raíces exógenas, superado esto, la inflación se mantuvo fuera de la meta de las autoridades y el mayor indicador fue el elevado nivel de la inflación subyacente que es la de tipo monetaria.
El BC en noviembre de 2021 cambió a una política monetaria restrictiva, elevando la Tasa de Política Monetaria (TPM) de 3.0% a 8.5% y controlando la emisión de billetes, el cual es el componente expansivo de la Base Monetaria, a tal punto que a mayo de este año en términos anualizados apenas creció 3.1%, mientras los billetes en manos del público crecieron en 2.9%.
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Esa política monetaria restrictiva, unido al desplome del precio de los commodities y de los fletes, disminuyó los niveles de inflación de un pico de 9.64% en abril de 2022 a 4.43% en mayo de este año, pero la contrapartida fue un aumento promedio desde noviembre 2021 a mayo de 2023 de 5.96 puntos porcentuales en la tasa pasiva ponderada, 5.51 puntos en los préstamos al comercio, 5.41 en los de consumo y de 3.53 puntos en los hipotecarios, mientras la economía en el primer trimestre de este año mostró una caída de 4.7 puntos porcentuales en relación al primer trimestre de 2022.
La disminución en 50 puntos básicos en la TPM tendrá un impacto mínimo en la reducción de las tasas y su efecto comenzará a sentirse aproximadamente en tres meses, por eso el BC lanzó la artillería pesada, liberando RD$34 mil millones del encaje legal para préstamos al sector productivo no más del 9% y $60 mil millones en una nueva Facilidad de Liquidez Rápida (FLR), para prestamos a los bancos al 3% y estos los canalicen al sector privado a una tasa máxima de 9% y a dos años.
Una buena parte de los recursos liberados del encaje legal van a ser captados por los clientes prime de los bancos, otra parte se van a emplear en liquidar préstamos vigentes a tasas elevadas y otra parte impactará moderadamente en el sector construcción y las mipyme. En cuanto a los FLR algunos bancos serán más conservadores, especialmente los que tenían la “espada de Damocles” del vencimiento de los anteriores en los próximos meses.
Esta política monetaria flexible, unida a una política fiscal de la misma naturaleza, tienen sus raíces en la necesidad de mejorar el escenario macroeconómico con fines electorales y el precio podría ser un rebote de la inflación, dependiendo de las variables globales, aumento de la deuda del BC, que se aproxima al billón de pesos, y luego de mayo del 2024 a pagar los platos rotos retornando a políticas restrictivas, o sea, apretar el cinturón a los ciudadanos de menos ingresos. Pero estamos en campaña y hay almas que salvar.