Esto Leonel no lo sabe

Esto Leonel no lo sabe

FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
Cuarenta y nueve años de ejercicio notable y constante de la medicina no fueron ninguna dificultad para que un profesional fuera desconsiderado en todos los conceptos. Me refiero al doctor Frank Rivas Grullón, graduado de la Universidad de Santo Domingo en el 1957 (dos años antes había sido designado practicante del hospital Padre Billini), con un post grado en cirugía torácica (en Chile) y con otro post grado en gerencia hospitalaria.

Rivas Grullón dividía su tiempo, originalmente, entre su clientela privada y como cirujano de los hospitales doctor Salvador B. Gautier (tres años); Padre Billini (cinco años) y doctor Luis E. Aybar…26 años. Todo eso, compartido con la docencia universitaria de grado y de post grado.

En septiembre del 1992 el filántropo norteamericano Lewis J. Ort dona al hospital Aybar la Unidad de Quemados «Fearl F. Ort», totalmente equipada. Y el doctor Grullón, a iniciativa de numerosos médicos es llamado para dirigir dicha Unidad.

Pasaron los gobiernos de Joaquín Balaguer, el primero del doctor Leonel Fernández y el de Hipólito Mejía, y el doctor Rivas Grullón, gracias a la ingente labor realizada, principalmente entre personas de escasos recursos, siguió siendo el director de la Unidad de Quemados, con el doctor Carlos de los Santos como co-director.

Rivas Grullón fue mandado a buscar por el entonces recién nombrado secretario de Salud Pública, doctor Rodríguez Soldevila, quien lo ratificó en el cargo, como único director de la Unidad. Rivas Grullón preguntó entonces por el destino del doctor de los Santos y fue informado que el mismo quedaba destituído, porque no podía haber dos directores en un centro hospitalario.

Rivas Grullón pidió entonces a Rodríguez Soldevila que tomara en cuenta al doctor de los Santos, a quien calificó de «talentoso y bien preparado». El secretario de Salud dejó el asunto en manos de Rivas Grullón. Este se entrevistó con de los Santos, le explicó lo que había pasado, y que para que no quedara fuera le iba a crear un cargo en la Unidad: Jefe de Cirugía.

Todo el país sabe el calvario que han pasado los hospitales por falta de recursos económicos. La Unidad de Quemados no fue una excepción, pero Rivas Grullón no solamente se las arregló para seguir trabajando a tiempo completo, sinó que la deuda que tenía el centro de salud con los suplidores y otros acreedores, ascendente a RD$3,087,000.00 al 31 de diciembre del 2003, fue saldada completamente.

La Unidad de Quemados, dado el mantenimiento que recibían constantemente sus equipos, no tenía problemas con los mismos.

Pero he aquí que cuando todo parecía marchar sobre ruedas, recibió sorpresivamente la noticia de que había sido sustituído…por el doctor de los Santos. La noticia no le llegó oficialmente, sinó mediante una llamada telefónica que recibió su secretaria. Rivas Grullón, como toda persona segura de su moral, de su capacidad y de su excelente educación doméstica, reunió a su personal, le informó de lo que pasaba, pero como no había sido informado oficialmente, él no estaría presente en la toma de posesión del nuevo incumbente, cosa que se produjo una hora después.

Entonces. ¿ eso quiere decir que 49 años de servicios médicos de primera calidad no valen de nada ? Por eso digo que «esto Leonel no lo sabe», porque de saberlo no lo habría permitido.

Rivas Grullón fue destituído «sin ton ni son», sin tomarse en cuenta su distinguida carrera y también ignorándose olímpicamente sus derechos a retiro obligatorio, en virtud del artículo 7, párrafo 1, de la Ley 414-98, dictada por el primer gobierno del doctor Fernández, que modificó la Ley 6097, sobre retiro y pensión de los médicos.

Rivas Grullón, que inició sus estudios de medicina cuando tenía apenas 18 años de edad, hoy cuenta con 70 años. Los decenios dedicados a los hospitales públicos le hicieron abandonar su clientela privada y hoy, prácticamente, ese médico, que ha sido profesor de decenas de médicos, no sabe qué hacer. Puso su caso en manos del Colegio Médico Dominicano.

Repito que «esto Leonel no lo sabe», porque de saberlo no lo permitiría y haría que las aguas vuelvan a su antiguo cauce. Lo merece el doctor Rivas Grullón y los 2.182 pacientes con los que tuvo que ver en sus doce años al frente de la Unidad de Quemados.

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