Estos friítos están para caldos y sopas

Estos friítos están para caldos y sopas

A mi esposa desde que se nubla un chin o baja la temperatura no hay quien la saque de disponer una sopa, al punto que recientemente mi hijo menor protestó pidiendo “comida sólida”. Otro apuro por entregar a tiempo este artículo me obliga a visitar nuevamente mi afición por los caldos.

En países fríos los caldos calientes son una necesidad, pero nunca he entendido bien cómo es que cuando hace calor preferimos una sopa ardiente a un gazpacho frío, como hacen los españoles para enfriarse al comenzar una comida, o sopas igualmente frías como la vychisoisse, una rica crema de puerrón, cebolla, mantequilla, crema y papas, que pese a su gálico apelativo, fue inventada a principios del siglo XX por un chef en Nueva York.

Desde pequeño he oído que el sancocho típico dominicano fue inventado para aprovechar la carne de res y los víveres, de modo que con poca cosa se pudiera alimentar a la tropa. A los oficiales se les daba la carne y a los soldados los víveres. En otros países hay historias parecidas acerca de sus “ajiacos”, versiones distintas de un mismo invento.

Los franceses, que con merecida fama se consideran árbitros en los mejores asuntos de cocina, tradicionalmente han clasificado a las sopas en dos tipos, las claras, como el consomé, y las espesas, como las cremas de auyama o berro. Pero las espesas poseen varias otras sub-clasificaciones, según cómo se espesen.

Pese a que los dominicanos vivimos de espaldas al mar, una de las más populares sopas criollas es la de pescado. Usualmente se hace con una sola clase de pez, pero bien pudiéramos desarrollar una “bouillabaise” criolla, añadiendo mariscos y otras delicias marinas. La bouillabaise es una sopa tradicional de Marsella, cuyo nombre es la combinación de los verbos “bullir” o hervir y “abaisar” o reducir, del provenzal antiguo. Cuatro ingredientes indispensables para una buena bouillabaise son la rayadura de cáscara de naranja, el laurel, la albahaca y el azafrán. Hay tantas recetas como cocinas marsellesas, aunque el origen de esta sopa se atribuye a los griegos que fundaron Marsella seis siglos antes de Cristo. En la mitología romana, Venus dio a Vulcano una bouillabaise tan rica que lo durmió, para así ella retozar con Marte.

Otro caldero que está bullendo es el de la política. Me ocuparé de ella después…

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