Estos lodos

Estos lodos

El investigador social no resulta víctima de un repentino ataque cardiaco cuando lee este titular de primera plana: “Asesinan farmacéutica y sus dos empleadas para robarle dinero y pertenencias”. ¿Acaso ha perdido el sociólogo su sensibilidad o capacidad de asombro? Por supuesto que no, sencillamente se trata de un profesional entrenado en el estudio analítico que relaciona los fenómenos humanos en un orden de causa y efecto. Nada surge de la nada, todo tiene su motivo. 

Celia Cruz, la inmortal artista cubana nos entretenía cantando: “Songo le dio a Borondongo. Borondongo le dio a Bernabé. Bernabé le pegó a Buchilanga, porque Buchilanga le jincha los pies”.

El experto en ciencias sociales es capaz de predecir un acontecimiento de modo muy semejante a como haría un meteorólogo cuando avisa una tormenta o huracán. Los responsables de dirigir la sociedad se hicieron de la vista gorda cuando penetraban al país toneladas de estupefacientes para ser adquiridas por una juventud ociosa y muy estimulada para el consumo.   Tenemos centenares de miles de muchachos sin licencia de manejar que conducen motocicletas, muchas veces robadas; dedicados al atraco de personas a quienes le ven prendas, carteras o dinero en el bolsillo.

Esos jovenzuelos asaltan de día o de noche y en cualquier lugar a fin de mantener el vicio. Fueron niños sin formación escolar. Juan Bosch los describe en su libro Clases Sociales en la República Dominicana de la manera siguiente: “No es que el bajo pequeño burgués pobre y muy pobre no aprenda nada; sí aprende; aprende lo que le enseña la calle, es decir, el tigueraje, que es la parte negativa de la baja pequeña burguesía pobre y muy pobre de nuestro país; eso no le sirve para nada ni a él ni a la sociedad.

Lo que he querido decir no es que el bajo pequeño burgués pobre y muy pobre no aprende sino que la sociedad no le enseña nada porque no le tiene destinado un lugar en las relaciones de producción…; el pequeño burgués bajo, medio y alto adquiere los conocimientos de su capa, y desde su primera infancia recibe en su casa lecciones de hábitos de trabajo, de disciplina, de estudios. Pero el bajo pequeño burgués pobre y muy pobre no recibe nada del medio, ni de su casa ni del barrio ni del oficio de sus padres, que no tienen oficios”.

Son estos parias los que componen el ejército de delincuentes, asaltantes, ladrones y asesinos que mantienen el clima de inseguridad ciudadana. ¿Dónde estábamos cuando surgió esta millonada de drogadictos delincuentes? ¿Qué hacer con ellos? ¿Matarlos a tiro? ¿Encarcelarlos a todos? ¿Enviarlos al exilio? ¿De qué se queja señor fiscal, cuando usted sabe de sobra  que aquellos polvos fueron los que nos han traído estos lodos?

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