¡Estos peledeístas!

¡Estos peledeístas!

El liderazgo de Juan Bosch como ideólogo y conductor político tiene tantos huecos como un queso gruyere francés.

Bosch fracasó cuando abandonó el Partido Revolucionario Dominicano y volvió a fracasar con el Partido de la Liberación Dominicana, a juzgar por resultados visibles y tangibles.

Nadie, ni Juan Bosch que era un gallito de pelea verbal, rebatió ni discutió la frase de Joaquín Balaguer, quien dijo que la relación entre Juan Bosch y él (Balaguer) era similar a la que sostienen en el béisbol un pitcher y un cátcher.

Bosch fue un certero flautista de Hamelin que supo enamorar a todos para finalmente conducir su rebaño al poder, previa traición a los principios que decían defender, hasta llegar a lo que constituyen hoy muchos de sus discípulos: una asociación de malhechores. (A quien le sirva el flux que se lo ponga).

Atrás quedó hace tiempo la filosofía subyacente en este frase: “Los dominicanos saben muy bien que si tomamos el poder no habrá un peledeísta que se haga rico con los fondos públicos; no habrá un peledeísta que abuse de su autoridad en perjuicio de un dominicano; no habrá un peledeísta que le oculte al país un hecho incorrecto o sucio o inmoral”, Bosch, 1982.

Hoy, algunos de sus “buenos alumnos” explican, con todo el descaro posible, cómo decidieron abandonar la ortodoxia peledeísta, dejar atrás todo lo que habían pregonado durante algunos escasos años, para volver a pregonar y a seguir las peores prácticas de la “mentada democracia” como dijo Bosch, peyorativamente, desde Europa en la década de 1970.

Décadas atrás, antes de que muchos peledeístas descubrieran “el discreto encanto de la burguesía” (¡Ay Buñuel!) y que como dijo Goyito Polanco “la paz es buena pero con cuartos” José Francisco Almeyda Rancier dividió la sociedad dominicana en peledeístas y no peledeístas. Ahora, en otra de sus fallidas conclusiones, dice que Hipólito Mejía (que ni robó ni mató) es la expresión del atraso” y se atrevió a decir que los triunfos del PLD son por ser un partido progresista y así el pueblo lo ha valorado, al tiempo que castiga a los representantes del retroceso” ¡Qué cachaza”!

Almeyda cree que tiene toda la cancha para sí, que juega de los dos lados por eso afirma que el PLD “Trabaja hacia adelante para que la economía se estabilice, crezca y se superan desigualdades. Eso es ser progresista”.

Cierto, el PLD trabaja para que ¿quién o quiénes? superen desigualdades. Es lógico pensar que lo traiciona el subconsciente porque cuánto y de qué manera tan rápida muchos peledeístas cambiaron las chancletas por yipetas…y otras cosas.

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