“Estoy pensando seriamente en hacer algo. Voy a ir a una plaza. Voy a congregar a algunos amigos y amigas míos y me voy a declarar Presidente”.
De esta manera , Matías Bosch, nieto del profesor Juan Bosch, fija una postura crítica sobre el respaldo que República Dominicana y otros gobiernos han dado a la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, y su consecuente desconocimiento del gobierno de Nicolás Maduro, para llamar a «elecciones libres» sin base en el.derecho interno ni en el derecho internacional.
“Voy a proclamar que el Gobierno dominicano es ilegítimo, total, igual que en Venezuela hay gente que dice que se impuso una reelección, que no es verdad que haya obtenido legítimamente el 60% de los votos, que es más o menos lo que sacó Maduro, y que el organismo electoral estaba en control del partido oficialista”, dice Bosch en una nota de voz que difundió vía WhatsApp y que llegó al personal de esta redacción.
“Voy a hacerme Presidente porque, pensándolo bien, está todo ese paquete de gente que uno vio matándose por una caja de comida en Navidad y eso se parece demasiado a las bolsas y al carnet de la patria que dan en Venezuela. Aquí es la tarjeta de solidaridad”, dijo el sociólogo.
“Voy a hacerme Presidente porque de aquí han salido dos millones de personas, sin contar la cantidad de gente que ha muerto en el mar ahogada y mordida por tiburones”, expresa en otra parte de su mensaje.
Este miércoles, Matías Bosch también reflexionaba sobre este tema y escribió: “Creo que no hay que ser chavista, ni madurista, ni rojo-rojito, ni socialista del siglo XXI, para ser decente y repudiar que hoy impongan un presidente falso en Venezuela. ¿Con qué argumentos podrían hacerlo?”.
“En la OEA están haciendo lo mismo que con Irak en 2003: decir que un gobierno no es legítimo sin mostrar ninguna prueba válida suficiente, ni ningún argumento jurídico que lo sostenga, para terminar declarando que toda medida es válida, la que sea”, manifestó.
De igual manera, puso el siguiente ejemplo:”Hasta Haití y República Dominicana, países invadidos, masacrados y saqueados, víctimas de golpes de Estado y tiranías armadas por ese poder mundial, y que hasta hace solo meses apoyaban públicamente al gobierno legal de Venezuela y consumían su petróleo a precio solidario, se plegaron a la coreografía”.
“¿Tanto valían las ofertas que les hicieron llegar en inglés? ¿Cómo recogerán ahora toda la locura de echar por tierra la verdad, la decencia y la legalidad? ¿Las relaciones internacionales se pueden prostituir sin costo alguno?”, se preguntó.
En este sentido agregó que no hay ningún argumento válido para el plan en marcha, ni en la legalidad venezolana ni en la internacional.
“¿Cómo Maduro va a ser presidente “ilegítimo”, si ganó en elecciones abiertas con participación efectiva de la oposición, y en cambio va a ser “presidente interino” y “legítimo” un desconocido diputado que un buen día se presenta en una tribuna, seleccionado a dedo, por aclamación y twitts en inglés?”, señaló
Lo que dice la Constitución venezolana. Bosch Carcuro advirtió que la Constitución venezolana sólo permite la sustitución del presidente cuando hay ausencia permanente, cuando hay una sentencia penal definitiva en su contra o cuando se hace un Referendo Revocatorio. Esa figura no existe en ninguno de los países cuyos gobiernos hoy imponen sanciones a Maduro y resulta inexplicable que la oposición de derechas en ese país no haya hecho el menor esfuerzo en ponerlo en práctica.
“En Venezuela hoy no hay ausencia permanente del presidente, tampoco sentencia penal. Y la oposición venezolana ya ni siquiera se esfuerza en tratar de realizar un Referendo Revocatorio, y menos intentar ganarlo. Es que su guion fue declarado hace tiempo: no reconocieron a Maduro en 2013, menos lo van a reconocer ahora. Desde 2015 decidieron que la Asamblea Nacional tiene como objetivo público y razón de ser la destitución del presidente”, escribió Matias Bosch.
A seguidas, concluyó con el siguiente mensaje: “Repito, usted puede ser madurista, chavista, o todo lo contrario, de derechas o de izquierdas» y recordó que en Rep. Dominicana en 1990 Juan Bosch y en 1994 Peña Gómez fueron blanco de fraudes electorales, como también hubo que luchar contra la tiranía de Trujillo y el régimen de Balaguer, pero en ninguno de esos casos, los líderes ni los partidos afectados llamaron a las Fuerzas Armadas a dar un golpe de Estado, ni pidieron a potencias extranjeras usurpar la soberanía nacional. Es que hay cosas que la decencia básica no permite».
«Si en Venezuela el gobierno es ilegítimo, las elecciones no son creíbles y se justifica un golpe o una invasión ¿entonces qué queda para Honduras, Guatemala o Colombia, donde cunden fraudes electorales, corrupción, asesinatos de opositores, y hambrunas que fuerzan a la gente a migraciones masivas?. ¿También vamos a aceptar un Guaidó como receta?», se pregunta Bosch.
«Insisto: para mí el problema de Venezuela, para quienes estamos fuera, no sólo es empatizar con la dramática situación que vive su gente, sino que también es asunto de decencia y convicciones básicas».