El presidente Leonel Fernández dispuso la adquisición por el Estado dominicano del 50% que disponía la Shell en la Refinería Dominicana de  Petróleo, quedando dueño absoluto del emporio petrolero.

No pocos teorizantes de la acera opuesta al gobierno argüirán que ese paso dispuesto por el Presidente  configura un desandar del proceso de privatización dispuesto por el gobernante en su primera gestión que condujo a la entonces CDE en manos foráneas que nadita han beneficiado al país, todo lo opuesto.

En el caso de Shell, el dictamen de las circunstancias, que todo lo deciden en lo político como en lo personal, la coyuntura actual de los hidrocarburos justifica la medida del presidente Leonel respecto al tema en cuestión.

El presidente Fernández ha interpretado que la ocasión de sus migar con el presidente Hugo Chávez, de Venezuela, favorece con creces al paso dado, por cuanto habrá una mayor fluidez en el suministro de los crudos y refinados que provienen en un 90% de Venezuela y el otro restante de México.

Petrocaribe pronostica que la disposición del presidente Fernández concretizará en halagüeña, porque viabilizará en grande no solamente suministro, sino precios si ambos gobernantes deciden asociarse en un joint-venture binacional.

El embajador de Venezuela en nuestro país, general Francisco Belisario Landis, ha procedido cónsono con ese proceso y así el secretario sin Cartera, Miguel Mejía, quien por su acercamiento con el presidente Chávez luce como el candidato más idóneo para presidir por la parte dominicana esa eventual alianza.

Como presidente del emporio petrolero dominicano, el secretario Mejía multiplicará sus inquietudes en función de aportes a ambos países y redituará en orondos beneficios para el presidente Fernández, que sabe lo que quiere, cómo, cuándo y con quiénes.