Los aranceles del 10% impuestos por Donald Trump a las exportaciones dominicanas hacia EE.UU., que constituyen el 54% del comercio (US$7,600 millones en 2024, Banco Central, 2025), impactan tabaco, cacao, aguacates, instrumentos médicos, oro, cobre y níquel. La pausa de 90 días de aranceles adicionales, ofrece una ventana para negociar, aunque la incertidumbre sobre su renovación persiste. Con exportaciones totales de US$13,800 millones, la dependencia de EE.UU. genera riesgos económicos considerables. El Gobierno de Luis Abinader promueve la diversificación hacia América Latina, Europa y Asia para reducir vulnerabilidades.
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El 22 de abril de 2025, una delegación dominicana negoció en Washington con autoridades estadounidenses, abordando constructivamente la disposición arancelaria global. Este diálogo busca proteger el DR-CAFTA, clave para las exenciones, y explorar reducciones tarifarias, un avance prometedor. Sin embargo, reorientar el comercio requiere tiempo, infraestructura y nuevos acuerdos. El Dr-Cafta enfrenta riesgos por posibles cambios en exenciones, afectando exportaciones estratégicas. Las zonas francas, que producen instrumentos médicos y textiles empleando a miles, necesitan urgente inversión en tecnología y productividad.
Oportunidades emergen: especulaciones indican que hasta 30 empresas estadounidenses podrían instalarse, demandando infraestructura y capacitación. Las remesas podrían crecer con una economía estadounidense sólida, pero un declive las reduciría, impactando el consumo interno. Aunque no se han confirmado represalias de China o la UE, el riesgo de encarecimiento de importaciones esenciales persiste, subrayando la urgencia de diversificar mercados.