Fidel Sendagorta
Esta es la tercera entrega-resumen del libro de Sendagorta titulado “Estrategias de Poder. China, Estados Unidos y Europa en la era de la gran rivalidad[1]. Por razones de espacio, seguiremos utilizando el resumen expositivo. Creo que estas ideas ayudan a reflexionar y poner en contexto la actual coyuntura internacional.

La reacción europea ante el avance de China

1. Alemania es el mayor inversor europeo en China y también el mayor socio comercial con China de la Unión Europea, con un volumen total de 186,000 millones de euros.
   
2. China se ha convertido en un actor político en Europa que utiliza sus palancas económicas para influir sobre las posiciones de los Estados miembros en su esfera interna.
   
3. Ante la situación, en febrero de 2017 los ministros de Economía de Alemania, Francia e Italia firmaron una carta conjunta a la Comisión Europea pidiendo que se creara un mecanismo comunitario de control de inversiones. Las discusiones en la Unión Europea sobre el control de las inversiones han puesto de manifiesto las diferencias entre los Estados miembros que buscan atraer las inversiones chinas sin poner trabas y aquellos que quieren reglas de juego equilibradas para evitar que China pueda jugar con ventajas.
   
   Las redes 5G y la seguridad nacional
   
4. Ratifica el autor que las redes 5G se han convertido en el campo de batalla de la primera confrontación tecnológica en esta nueva era definida por la política de poder, ya que la nueva propuesta tecnológica no es simplemente una versión más rápida del 4G, pues su alta capacidad y su ultra latencia permitiría a estas redes constituir la base para la nueva ola tecnológica avanzada que va desde los vehículos autónomos, pasando por las ciudades inteligentes hasta llegar a las fábricas automatizadas.
   
   Le invitamos a leer: Estrategias de poder hoy: China, Estados Unidos y Europa (Parte 1)
   
5. Señala que China aprendió su lección al no participar en el establecimiento de las normas para las anteriores redes de 3G y 4G, y el Gobierno chino ha decidido tomar la delantera y lanzó la nueva 5G.
   
6. Como respuesta, Estados Unidos ha tomado dos direcciones en su accionar:
   a. La Administración Central y el Congreso endurecieron las restricciones internas a las empresas chinas como Huawei y ZTE.
   b. Tomar la iniciativa para advertir a los aliados sobre estos riesgos y sobre todo, persuadirlos para que excluyan a las empresas chinas como proveedores de equipos y servicios para el despliegue de las redes 5G.
   
7. Europa, por su parte, a través de la Comisión Europea, aprobó una serie de recomendaciones para que sus miembros tomen conciencia del riesgo que supone para la seguridad el despliegue de la tecnología 5G.
   
8. En Asia también se han producido reacciones. Por ejemplo, Japón en el año 2018 decidió prohibir a sus ministros y a las Fuerzas Armadas de Autodefensa la adquisición de equipos de telecomunicaciones procedentes de China. No impuso restricciones al sector privado, pero hizo la advertencia.
   
9. La decisión de estas potencias ha “fortalecido la determinación de los líderes chinos de perseguir la autonomía tecnológica como un objetivo estratégico para los próximos años. Y este propósito implica no solo la aceptación sino también la búsqueda activa de una gradual segregación de su economía respecto a la estadounidense.
   
   ¿Existe un desafío ideológico?
   Coincido con Fidel Sendagorta cuando afirma que en la actualidad el problema geopolítico no está basado en las diferencias ideológicas, como en los tiempos de la Guerra Fría; las diferencias son básicamente de control de mercado y por supuesto, de capitales. En sus palabras: “En la actual rivalidad con China, las diferencias ideológicas no son tan intensas como con la Unión Soviética: China ha adoptado el capitalismo, aunque sea una versión controlada por el Estado, y los ciudadanos chinos disfrutan de algunas libertadas con las que los soviéticos nunca soñaron, desde empezar sus propios negocios a viajar al extranjero como turistas o estudiantes”. (P. 77).

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Un elemento interesante que señala el autor es que en Occidente la libertad política y económica van de la mano; sin embargo, China puede mostrar excelentes resultados bajo un sistema autoritario, “mientras que la reputación de la democracia liberal ha sufrido un severo golpe con los efectos de la crisis financiera”. (P. 78). En ese aspecto difiero con el autor, porque el sistema capitalista ha sido sabio; en algunos momentos se ha unido con las dictaduras para mantenerse a flote; como fue el caso de Pinochet.

Fue bajo su régimen de dolor que la economía chilena repuntó. O después de la crisis de 1929 con la caída de la bolsa de valores en Nueva York, el mundo occidental, especialmente en América Latina y el Caribe apoyó los regímenes de fuerza. O sea, el modelo no es propio de China. El capitalismo, como una vez escuché a Felipe González en una conferencia en México, se asocia con la democracia o la dictadura según convenga a los intereses.

[1] Fidel Sendagorta. (2020) Estrategias de Poder. China, Estados Unidos y Europa en la era de la gran rivalidad. Madrid. Editorial Planeta.