Estrategias multimodal para la higiene de manos

Estrategias multimodal para la higiene de manos

Woman washing her hands at the kitchen sink. There are vegetables out of focus in the background.

Herramienta. Salvan vidas

Para esto es necesario realizar una serie de tácticas con medidas más concretas para conseguir el apego del personal de salud a las mejores prácticas y lograr el objetivo

Entre los años 1818 y 1865, el obstetra húngaro Ignaz Philip Semmelweis descubrió por qué tantas mujeres morían en los partos y que la clave estaba en la higiene de manos.

Ignaz Semmelweis obligó a instalar fuera de la sala un receptáculo con agua y jabón para que se lavaran las manos y también agregó una sustancia clorada, al principio.

Fue tratado como un loco, como un excéntrico que solo quería hacerse notar, pero casi de inmediato empezaron a verse los resultados. Los números se invirtieron y para 1860, en Budapest, era más seguro tener un hijo en un hospital. Sus medidas redujeron la tasa de mortalidad de 18.27 % a 1.27 por ciento.

Casi el 20% de las parturientas no podían superar el parto hasta que la intervención de Semmelweis bajó ese número a menos de un 2%. Uno de los pilares de su teoría era que los pacientes que recibían más visitas de médicos y estudiantes, tenían más riesgo, y eso no cayó nada bien entre sus colegas. Lo que el húngaro hizo fue ir contra el pensamiento de su época y eso fue demasiado para su descubrimiento simple, pero a la vez revolucionario.

La higiene no era un valor que la medicina de fines del siglo XIX tuviera demasiado en cuenta. También Florence Nightingale, con su participación en la atención de los heridos en la Guerra de Crimea. Luego el alemán Robert Koch descubrió el bacilo de la tuberculosis y el del cólera.

De esa manera fundó la bacteriología moderna. a partir de ese momento la ciencia conoció los gérmenes y las bacterias, y la necesidad de imponer normas de higiene y parámetros sanitarios, se convirtió en una ley para el mundo de la medicina, que iba dejando atrás creencias y supersticiones.

En las últimas décadas, con cada epidemia que surgió, como la del cólera o la de la gripe A, las campañas de concientización insistían en la importancia del lavado de manos. Eso significa que el hábito todavía no está incorporado y hay que insistir cada vez que ocurre una situación de excepción.

El porcentaje de lavado de manos no supera el 50 %, según estudios

La mayoría de los trabajadores de la salud reconoce su
importancia

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