Estrategias para ocultar la pobreza (1)

Estrategias para ocultar la pobreza (1)

A partir del 1990 se empezó a implementar en la ciudad de Nueva York la estrategia «Tolerancia Cero», la cual se llevó a cabo en la administración del exalcalde Rudolph Giuliani y pretendía recuperar la ciudad de los “delincuentes”, “asesinos”, “drogadictos” y “mal vivientes” que, según él, se habían adueñado del territorio.

Se comenzó a retirar de la vía pública a toda persona que por sus hechos o apariencia, “afeara” o “peligrara” la ciudad.

A los Homeless (o personas que viven en las calles), enfermos mentales y adictos los recluían en hospitales psiquiátricos, cárceles e instituciones del Gobierno, mientras que  los jóvenes latinoamericanos, afrodescendientes o toda persona que tenía apariencia de “criminal”, eran víctimas del gatillo fácil de la Policía.

A la par de esto, se publicitaba la “buena imagen” de esta ciudad y se capitalizaban sus atractivos turísticos y financieros en todo el mundo. A partir de esta “exitosa” estrategia de remozamiento urbano, se comenzó a institucionalizar la “Tolerancia Cero” en Latinoamérica.

Hace 13 años aproximadamente, una empresa española especializada en mercadeo y publicidad, le ofreció al Gobierno de Madrid (España) un nuevo concepto para germinar lo que hoy se llama “Marca de Ciudad” o “Citymarketing”.

En estos proyectos se aplican los principios de venta, publicidad e investigación de mercado a un territorio con el fin de hacerlo más rentable y atractivo para inversionistas y turistas.

Actualmente el Citymarketing es una estrategia global y está presente en muchas ciudades de América Latina (Bogotá, Quito, Rio de Janeiro, Lima, Ciudad de México y Antigua, Guatemala).

Estas ciudades, como buen producto, cuentan con un logo y un eslogan de venta, así como una estrategia de mercadotecnia para colocarlas como un polo turístico y financiero.

El eslogan de la Ciudad de Santo Domingo es “Santo Domingo es Alegría” y se sustenta en los valores identitarios y endémicos que pueden ser capitalizados para atraer turistas (gastronomía, música, recursos naturales, etc.).

En este plan de ciudad, las personas que poseen un bajo nivel adquisitivo (callejeros, limpiavidrios, enfermos mentales, vendedores ambulantes, etc.) no son considerados actores claves para movilizar la economía, por lo que son retirados de la mirada pública y ocultados de la esfera social para no generar incertidumbre o mal aspecto en la ciudad (Ruiz: 2004)[1].

Un ejemplo reciente, son las acciones de retiro forzado realizado por la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) y la Policía Nacional (P.N.) en contra de los limpiavidrios que trabajan en las esquinas 27 de Febrero con Winston Churchill, 27 de Febrero con Abraham Lincoln, Sarasota esquina Enrique Jiménez Moya, así como en la 27 de Febrero con José Núñez Cáceres.

Según un comunicado de prensa emitido por el portavoz de la AMET, Roberto Lebrón, éstos ciudadanos atentan contra en “orden público” y violentan el artículo 103 de la Ley de Tránsito, y aunque no lo mencione, también “afean” las inversiones del Estado que buscan mostrar a un Santo Domingo “bonito” y “sin pobres” y molestan a la clase media consentida por el Gobierno.

Medidas complementarias para ocultar la pobreza. A parte de los retiros forzados, los Estados utilizan una serie de “medidas” que robustecen la idea de ciudad bonita y de vanguardia, al tiempo que esconden cualquier perfil de población que por sus niveles de pobreza e inequidad, contradicen las índices de desarrollo y modernidad que se presumen a nivel internacional.

Dentro de estas acciones se encuentran:

– La limpieza social

– El lanzamiento de campañas de odio que fomentan el desprecio y desatención a estos segmentos de población.

– El uso de todos los recursos del Estado para ocultarles, criminalizarles y responsabilizarles de su modo y condición de vida.

– La institucionalización de la impunidad en casos donde existe graves violaciones a sus derechos fundamentales (como el caso de Miguel Méndez Figueroa, limpiavidrios asesinado el sábado 14 de este mes por el conductorJhonatan Onel Báez Guzmán).

– La ausencia de políticas públicas que garanticen los derechos humanos de las personas que viven en alta exclusión social.

[1] Ruíz V., Juan Carlos (2004). “ La encrucijada de seguridad en América Latina: entre la tentación autoritaria y la participación comunitaria”. Publicado en Cardona, Labatut, Lavaux, Sánchez. Universidad del Rosario.

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