Un mal que afecta mucho a las personas y a nuestro cerebro sin darnos cuenta
Aparentemente aún subestimamos el poder del estrés, porque como si no tuviéramos suficientes tipos, ahora se sumó uno más al “repertorio”… Pues resulta que como vivimos en una era en la que, cada vez más, todo se va digitalizando, en este siglo XXI añadimos el estrés digital, un mal que está afectando mucho a las personas y a nuestro cerebro sin darnos cuenta.
Éste, se debe al aumento de los niveles de estrés en las personas a causa de factores relacionados con los medios de comunicación, redes sociales y dispositivos electrónicos como el móvil o el ordenador a los que estamos conectados a todas horas, siempre disponibles y dominados por la compulsión de chequear siempre un email, contestar menciones e interacciones en las redes sociales…siendo una demanda continua de nuestra vida virtual.
Según los datos, en 1995 solo un 10 % de la población adulta usaba internet, mientras que en 2011 ya indicaban cerca de un 80 %. En el año 2020, las cifras han subido al 91 % en España, 96 % en Reino Unido y el 99 % en Emiratos Árabes, el lugar del mundo con mayor cifra. De estos porcentajes, los adultos gastan de media unas 6 horas conectados a los teléfonos móviles, prevaleciendo el uso de aplicaciones de mensajería y redes sociales.
Especialmente durante el confinamiento, el uso de dispositivos electrónicos y redes sociales se disparó aún más, ya que era la única manera de estar conectados/as con nuestro entorno, pero eso ha estado afectando nuestra salud física y mental con: problemas de sueño, dolores de cabeza, ansiedad, angustia, entre otros problemas que están empezando a aparecer en personas que pasan más de 12 horas conectadas al día.
Este mundo que vivimos de las tecnologías está avanzando cada vez más a pasos agigantados, lo que puede crear en nosotros/as la necesidad de irnos actualizando a la misma velocidad que ellas, pudiendo promover la aparición de conductas adictivas y otras consecuencias negativas para nuestra salud.
Por esta razón, queremos resaltar que por muy útiles que pueden resultar las nuevas tecnologías, su beneficio va a depender del uso que hagamos de ellas, por lo que es elemental saber manejarlas de forma adaptativa y responsable, manteniendo distancias cuando sea necesario para evitar la sobresaturación.
Es esencial recordar que fuera del mundo virtual existe un mundo real que te permite conectar contigo mismo/a y con tu entorno de una manera más satisfactoria y saludable. Así que dediquemos más tiempo a conectar con las personas que tenemos alrededor, con nosotros mismos y con la naturaleza.
Además de ser más satisfactorio, hará que nos recuperemos antes de la vida digital. Y tener pendiente que, para no sufrir ninguno de estos males, se puede comenzar por cambiar algunos hábitos:
- Utilicemos la tecnología solo para lo estrictamente necesario, sea en el trabajo o en la vida personal.
*La autora es Psicóloga Clínica