Un clima de negociación que podría conducir a una revisión de los contratos de venta de energía, se ha generado en el sector eléctrico, tras un foro celebrado la semana pasada para abordar la problemática de ese mercado.

De acuerdo a lo informado, se está barajando una fórmula a través de la cual se firmaría un protocolo en que se le reconocerían a los generadores capitalizados los derechos que le otorgan los contratos de la capitalización, pero se procedería a revisar los precios de venta de la energía a las distribuidoras, para salvar la viabilidad financiera del sector.

«La idea es que los se llegue a una solución amigable con los generadores, a través de la cual éstos aceptan una reducción en los precios de venta de la energía, sin que sientan que les están desconociendo sus derechos», se explicó.

Se explicó que los generadores, para aceptar esta solución, podrían como condición el pago religioso de la energía servida.

En el foro realizado la semana pasada, hubo un consenso de que había que poner en la mesa de negociación los contratos de venta de energía, porque de continuar los precios vigentes se le trancaría el juego al sector eléctrico, ya que no habría capacidad financiera para pagar la energía generada.

Según se explicó, en principio sólo el representante de la empresa Ege Haina planteó cierta resistencia a que se renegociaran los contratos de venta de energía, bajo el argumento de que ya los generadores habían cedido mucho en el Acuerdo de Madrid; pero luego de la posición adoptada por otros generadores, particularmente de los representantes de Aes y de Itabo, la posición de los generadores fue flexibilizada.

Según se informó, el ambiente que prevaleció en el foro de la semana pasada, organizado por la Comisión Nacional de Energía, es el de que los organismos internacionales no van a dar un centavo más si no se le busca una solución integral al problema del sector eléctrico, y que esa solución integral tiene necesariamente que contemplar una reducción de los precios reconocidos en los contratos a los generadores capitalizados.

De acuerdo a lo planteado, una salida negociada a la estructura de precios en el mercado eléctrico se hace imprescindible debido a que ese sector está operando de manera absurda, lo cual impide que los beneficios que se ganan en eficiencia se traduzca en mejores precios para el consumidor final de la energía.

Se explicó que en el mercado spot los precios de la energía se han reducido en los últimos dos años en unos dos centavos de dólar el kilovatio hora, pero que esto no se ha traducido en una reducción de precios para el consumidor.

Se explicó que en ocasiones los precios más bajos que hoy prevalecen en el mercado spot, sólo han servido para que los generadores capitalizados obtengan beneficios de intermediación.

Esto así, según se explicó, porque muchas veces los generadores capitalizados apagan sus plantas y compran energía en el mercado spot para cumplir con sus contratos con las distribuidoras, pero calculan el precio de venta, no sobre la base del precio obtenido en el mercado spot, sino en base a la fórmula del Acuerdo de Madrid.

Se explicó que en estos momentos se está produciendo un clima apropiado para sincerar esa situación.

«No se justifica que en el mercado spot haya más energía, que puede ser colocada a precios más competitivos, y que esta ganancia en eficiencia no se refleje en todo el mercado, y sólo se ha aprovechada por generadores capitalizados para obtener altos beneficios de intermediación», expresó una fuente consultada.

Se planteó que quien compra en el mercado spot debe vender a precios que reflejen los costos en ese mercado, no en base a los precios de los contratos de los generadores capitalizados.

De acuerdo a lo explicado, actualmente el mercado como de manera distorsionada, pues el precio es libre para comprar, pero no para vender la energía.

Se explicó que ha llegado el momento en que esto cambie, pues el mercado no puede ser viable si los generadores siguen emitiendo facturas altísimas que el mercado no puede pagar, pues los precios son tan altos que ya a los consumidores se les está agotando su capacidad de pago.