Washington. EFE.  La estudiante de Yale Annie Le, desaparecida la pasada semana y encontrada muerta entre tuberías y cables en un edificio de esa universidad, murió estrangulada, dijo ayer la oficina del forense que le practicó la autopsia. Técnicamente, según los forenses, la causa de la muerte fue “asfixia traumática motivada por la compresión del cuello».

No se han facilitado más pormenores de la autopsia, en parte para no entorpecer la investigación policial que, de momento, no tiene sospechoso. La policía del estado de Connecticut, donde se encuentra la prestigiosa universidad, tras realizar pruebas de ADN, dejó esta mañana en libertad al técnico de laboratorio que detuvo el martes como principal sospechoso del asesinato de la estudiante Annie Le. El portavoz de la policía Joe Avery dijo ayer que los análisis de ADN realizados al técnico, que tenía unos rasguños en el pecho que lo encaminaron a la detención, y a la víctima, demostraron que Raymond Clark, en principio, no tuvo nada que ver con el crimen. No obstante, la policía lo considera como una “persona de interés” en este caso. Clark fue detenido en su apartamento el martes por la noche y fue puesto en libertad esta madrugada.