Estudiante   universitaria, no vidente,  rompe barreras

Estudiante   universitaria, no vidente,  rompe barreras

Las cosas que valen la pena son las que te cuestan esfuerzo”, afirma Eloísa Balbuena, una joven no vidente, que se  enfrentó a   profesores universitarios que, por su condición,  se negaron a darle clases.

Los catedráticos alegaban que  no estaban  capacitados para enseñarle. 

A la chica  de 26 años, residente en Cancino Adentro, Santo Domingo Este, esas “piedras” no le hicieron caer. Le restan tres materias en  la  Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) para titularse de  licenciatura en  Comunicación Social, mención Relaciones Públicas.

Eloísa labora en la UASD como facilitadora de la Biblioteca Pedro Mir, como una empleada de excelente desarrollo, según sus superiores y compañeros.

 “Yo recibí una beca de estudio-empleo que me permite trabajar  cuatro horas diaria en la biblioteca y me remuneran con 5,500 pesos. Con eso, yo costeo mis estudios y ayudo a mi familia”, apuntó.

La  Fundación para Ciegos le daba una ayuda de RD$600 al mes, pero al recibir la beca y estar produciendo algo de dinero, la ayuda le fue retirada. “No era mucho, pero es algo cuando uno no tiene nada”, señaló, mientras se dirigía  a su puesto  de trabajo, guiándose con su bastón.

¿Cómo estudia?   Eloísa  se vale de una  grabadora para desarrollar su enseñanza y de una libreta con el método Braille para tomar sus notas. Además, para estudiar utiliza un programa lector de pantallas llamado “Jaws”, el cual escanea los documentos y por el cual el no vidente puede escucharlo con audífonos.

La joven exhortó a  las universidades a  brindar orientación, charlas y talleres a los no videntes que deciden estudiar en instituciones sin las condiciones y los recursos necesarios para enseñar a los ciegos.

“En la secundaria era más fácil porque la Escuela  Nacional de Ciegos nos da seguimiento hasta terminar el bachillerato, pero en la universidad se cierra todo vínculo con la escuela y hay que abrirse paso sin ayuda”, sostiene.

Centros especializados.  La directora del Centro Nacional de Recursos Educativos para la Discapacidad Visual Olga Estrella (antigua Escuela Nacional de Ciegos), María Pastora Reyes, explicó que esta institución  orienta y capacita a niños no videntes para integrarlos al sistema educativo normal.

“El programa en el centro inicia con la estimulación temprana con niños de 0 a 3 años, así como servicio integral para niños con retos múltiples y sordo-ciegos”, dijo Pastora al detallar los distintos proyectos de trabajo  que ofrecen.

Comentó que, a pesar del trabajo arduo y dedicado que realizan los docente, los sueldos son los mismos que los de un maestro de educación normal, situación que provoca que algunos profesores renuncien.

“En el 2002 dejamos de ser escuela, cerramos el internado y nos convertimos en un centro de recursos. Los niños con discapacidad visual que no tienen otra enfermedad están en sus casas y van a las escuelas regulares donde estudian con el mismo programa que un niño normal, pero con textos en Braille que le suministramos gratuitamente”, explicó Reyes.

La maestra estimó que cada libro tiene un costo aproximado de RD$900. El centro dispone de maestros itinerantes que le dan seguimiento  a cada niño dentro del programa de integración escolar.

El presupuesto del Centro es de 700 mil mensual, con los cuales se  costean todos los gastos y el pago de maestros.

Bastón blanco

La Organización Dominicana de Ciegos, debido a que el 15 de octubre se conmemoró el Día Mundial del Bastón Blanco, invitó a toda la sociedad a crear mayores niveles de conciencia, para que  toda vez que tenga contacto con una persona ciega le faciliten la orientación necesaria, en la vía pública, centros comerciales, oficinas estatales y otros espacios públicos.

Imprenta

Centro Nacional de Recursos Educativos para la Discapacidad Visual reproduce en braille los libros que utiliza el Ministerio de Educación para los niños no videntes que están en escuelas normales.

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