Estudiantes se quejaron de su conducta

Estudiantes se quejaron de su conducta

Blacksburg (EEUU) (EFE).- Dos estudiantes se habían quejado ante la policía de la Universidad Politécnica de Virginia por mensajes «irritantes» de Cho Seung-Hui, quien fue hospitalizado por supuestas tendencias suicidas, revelaron ayer las autoridades.

Los nuevos datos añaden detalles sobre los problemas mentales del estudiante surcoreano de 23 años, descrito por sus compañeros de residencia como un joven solitario y huraño que apenas hablaba con nadie o miraba a los ojos a las personas.

Hoy profesores y alumnos se preguntan, al igual que las autoridades unirsitarias, si podrían haber hecho algo para prevenir que Cho matara a 32 personas el lunes antes de quitarse su propia vida.

El jefe de la policía de la universidad, Wendell Flinchum, reveló en una rueda de prensa que dos estudiantes presentaron quejas ante su departamento porque Cho las había molestado con llamadas y mensajes, pero no presentaron cargos en su contra. Las dos estudiantes no están entre las víctimas y la policía dijo no saber si se encontraban en las inmediaciones de los dos edificios donde tuvieron lugar los tiroteos.

La policía aún no ha descubierto ningún vínculo entre el agresor y los alumnos y profesores que mató, y hoy analiza sus trabajos de ficción, repletos de escenas de violencia, según han descrito sus profesores, para entender qué le llevó a cometer la matanza.

La primera queja respecto a Cho tuvo lugar en noviembre de 2005, cuando una estudiante dijo a la policía de la universidad que el alumno surcoreano le había molestado con llamadas telefónicas y en persona.  La joven describió los contactos como «irritantes», pero no amenazantes, apuntó Flinchum.

Un mes después otra estudiante informó a la policía que Cho le había mandado mensajes y quería que no la contactara de nuevo, aunque tampoco en este caso hubo amenazas.  Al mismo tiempo, un «conocido» del joven surcoreano llamó al servicio de seguridad universitario para alertar que creía que el estudiante tenía «tendencias suicidas», reveló.

Agentes de policía se entrevistaron con el alumno y le llevaron a una institución de salud mental independiente, fuera de la universidad, donde los psicólogos determinaron que fuera internado por un período de tiempo no divulgado, abundó.

«Creemos que el internamiento fue voluntario, pero no estamos seguros», agregó el jefe de la policía de la Universidad Politécnica de Virginia.

Si su reclusión temporal hubiera sido obligatoria, es posible que no hubiera podido comprar legalmente las dos pistolas con las que mató a sus compañeros, de acuerdo con los expertos. Otras señales de preocupación llegaron de Lucinda Roy, catedrática de Filología Inglesa de la universidad, la materia en la que se especializaba Cho.

Roy se puso en contacto con la policía para expresar su «preocupación por los escritos de Cho», aunque no hubo una queja formal, indicó Flinchum.

Los textos no expresaban «intenciones amenazantes o aludían a actos criminales» y en esa asignatura se estimulaba el uso de la creatividad, explicó el jefe policial, quien agregó que desde entonces no hubo más incidentes o quejas sobre Cho.

No obstante, sus profesores detectaron que algo le pasaba. Nikki Giovanni, que lo tuvo en una de sus clases, dijo hoy a CNN que su poesía era «intimidatoria» por su violencia y relató que otros alumnos estaban nerviosos porque Cho les hacía fotos con su teléfono celular durante las aulas.

Giovanni logró que se le expulsara de su clase, tras amenazar con dimitir.

La policía analiza estos antecedentes para descubrir qué llevó al joven a abrir fuego a primera hora de la mañana en la residencia West Ambler Johnston Hall, cercana a Harper Hall, donde él vivía, y dos horas después en el edificio de aulas Norris Hall.

Se desconoce aún por qué atacó esos lugares específicamente y qué hizo entre uno y otro incidente.

Las autoridades universitarias creyeron en un principio que los disparos en West Ambler Johnston fueron parte de un crimen pasional y por ello no alertaron a los estudiantes del peligro hasta más de dos horas más tarde, cuando ya había comenzado el segundo ataque.

Ahora muchos cuestionan esa decisión y el gobernador del estado de Virginia, Tim Kaine, anunció hoy que designará una comisión que investigue la manera en que la universidad reaccionó a la emergencia. EFE

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