Ayer, la República Dominicana jugó un partido de clasificación ante el representante del hermano país de Venezuela.
Fue una liga de Las Palomas, una comunidad cercana a Santiago de los Caballeros que logró pasar hasta esta ronda que se juega en Williamsport, Pennsylvania.
Ese mismo torneo que tenemos años viendo en ESPN y que siempre nos preguntamos por qué razón nuestro país no se veía participando en el mismo, siendo la nación que más jugadores de béisbol ha llevado a jugar a los Estados Unidos.
En más de 30 años de historia, hemos ha asistido tres veces a este torneo, incluso se duró 19 años sin participar desde el país, ya que quizás muchos recuerdan la participación de un grupo de jovencitos criollos que fue una gran noticia en 2001 con el famoso caso del lanzador quisqueyano Danny Almonte.
Pero esa liga de El Bronx, había logrado la clasificación en los Estados Unidos, no como estos Bravos de Pontezuela.
Unos que no lograron llevar su cuarto bate, ya que le negaron la visa, en una gestión en la cual no tuvo participación la Federación Dominicana de Béisbol.
Llora ante la presencia de Dios que la Federación le dé la espalda a este tipo de torneos y representaciones. Al parecer solo es interesante el Clásico Mundial de Béisbol y los torneos en donde la Federación Internacional de Softbol y Béisbol reparte dinero.
Debería darle pena y vergüenza a las autoridades de ese organismo que vía el programa radial Grandes en los Deportes se tuviese que interceder para conseguir unos míseros 4,000 dólares para completar el pago del trámite para sacarle la visa a esos niños.
Haciendo magia y con el aporte de peloteros de Grandes Ligas, fue que estos dignos representantes pudieron hacer el viaje a Williamsport.
Uno que no debió ni de ventilarse en la prensa nacional e internacional.
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