Entre viernes y sábado pasado todos los equipos de la Liga Dominicana de Béisbol se vieron involucrados en transacciones con otros conjuntos.
Una Liga que históricamente ha sido conservadora para realizar cambios, ha estado sumamente activa en las últimas semanas.
Hemos tenido años en donde en la temporada muerta no se han hecho un solo intercambio, ya que muchos gerentes y directores de las operaciones de los equipos tienen miedo de las críticas de fanáticos, prensa, pero principalmente de los directivos a quienes les rinden cuentas.
El hecho de traspasar a un jugador a otro conjunto y que este tenga la oportunidad de rendir y poner números llamativos, pone en una difícil situación a quien realiza el intercambio, ya que en nuestro país desde el vigilante del estadio hasta el presidente del conjunto, se siente en el derecho de analizar sin tener las informaciones en mano que si logra quien ejecuta.
Son varios los factores que cambian la situación para algún equipo en LIDOM con sus peloteros, desde la sobrepoblación en una posición, hasta la información adelantada de que su equipo no le dejara jugar o la proyección de que ese pelotero sea pretendido por alguna franquicia asiática.
O simplemente el poco deseo de ese jugador de trabajar en verano-invierno lejos de su casa, solicitando algún cambio a algún otro conjunto de la Liga.
Son elementos que quizás pasamos por alto, en donde las estadísticas, la razón y el análisis no caben.
La verdad es que el puesto de dirigente y de gerente en LIDOM, hoy deben de ser de los más difíciles en el negocio del béisbol de toda el área.
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