Estudio dice vulneran derechos adolescentes en salas de parto

Estudio dice vulneran derechos adolescentes en salas de parto

Sesenta jóvenes  entre los 12 y 19 años afirman que fueron víctimas de burlas, degradación, discriminación y desinformación mientras daban a luz  en las maternidades del país.

El dato lo arroja el estudio “Violencia obstétrica en madres adolescentes”, realizado en dos maternidades entre los meses de junio y agosto de 2012 por la  pediatra Indiana Barinas, quien concluye que el 100%  de las madres adolescentes vivió  experiencias  en las cuales no fueron garantizados sus derechos.

Entre estos, dijo que enfrentaron la violación del derecho a la información y a la toma de decisiones, a la intimidad y a la privacidad, a la autonomía, a la integridad y a recibir un trato digno, justo, sin ningún tipo de discriminación.También  señaló que recibieron un  trato cruel y degradante.

Según el estudio, el 78% de las mujeres que participó en el estudio reportó que el personal de salud hacía comentarios irónicos, descalificadores o en tono de chiste acerca de su comportamiento, como: “tú gritas más que una chiva”.

Al 60% la trataron con sobrenombres o diminutivos como si fueran incapaces de comprender los procesos por los cuales estaban atravesando.

Mientras  el 66%  dijo que fue criticada por llorar o gritar de dolor, emoción, alegría, durante el trabajo de parto y/o el parto.

El 78% expresó que le fue difícil o imposible preguntar o manifestar sus inquietudes porque no le respondían o lo hacían de una mala manera.

Un 62% reportó que le realizaron algunos o varios procedimientos médicos sin pedirle su consentimiento o explicarle por qué eran necesarios.

Entre los procedimientos  figuran el rasurado de genitales, enema, indicación de permanecer acostada todo el tiempo, rotura artificial de membranas, administración de medicación o goteo para “apurar” el parto (oxitocina), tactos vaginales reiterados y realizados por diferentes personas, compresión del abdomen en el momento de las contracciones, episiotomía, cesárea y raspaje de útero sin anestesia.

En el momento del parto, al 78% de las mujeres les obligaron a permanecer acostada boca arriba y en la camilla, impidiéndole caminar o buscar posiciones según sus necesidades.

Al 100% de las mujeres se les impidió estar acompañadas por alguien de su confianza.

A un 38% de las adolescentes se le impidió el contacto inmediato con su hija o hijo recién nacido, antes de que se lo llevara el personal de pediatría (acariciarlo, tenerlo en brazos, verle el sexo, hablarle o darle el pecho).

Después del parto el 60% de las mujeres reportó que sentía que no había estado a la altura de lo que se esperaba de ella o que no había colaborado. Para el 78% de las mujeres entrevistadas, la experiencia de atención al parto le hizo sentir vulnerable, culpable o insegura.

Confirman.  Lo narrado por las pacientes fue  confirmado por los médicos internos de esas dos maternidades entrevistados por la doctora Barinas, a través de entrevistas grupales.

El 100% del grupo de estudiantes de medicina reportó que había sido testigo de alguna manifestación de violencia ejercida por el personal de salud durante la atención del embarazo y el parto.

Finalmente, Barinas sostiene que la violencia obstétrica está enraizada en la construcción desigual de los géneros en la sociedad dominicana y hace intersección con otras variables que son motivo de discriminación, tales como la edad, la etnia, la procedencia o la condición socioeconómica.

“No es circunstancial que las adolescentes sean más agredidas, pues deben enfrentar la discriminación no solo de género sino también la generacional, producto de una cultura androcéntrica y adulto céntrico a la vez. Se trata de una población de mujeres a la cual la sociedad, por un lado, le niega el acceso a servicios de salud sexual y salud reproductiva, no le garantiza el derecho a protegerse y usar anticonceptivos, y por otro lado, responde con el rechazo social cuando ocurre un embarazo”.

“La censura social que condena a la mujer adolescente, sobre todo ante un embarazo fuera de una unión formal que representa una conducta fuera del control social impuesto sobre el cuerpo de las mujeres, está presente en las instituciones de salud donde la adolescente es estigmatizada, porque hizo algo “indebido” (tener relaciones sexuales y embarazarse), incrementándose la posibilidad de padecer violencia por parte del sistema de salud”, argumenta.

La especialista en Salud de adolescentes y en Políticas Públicas presentó los datos obtenidos en la investigación durante la VII Conferencia Dominicana de Estudios de Género que cada  efectúa el Centro de Estudios de Género del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec).

Otra cara.  Barinas señala que la violencia obstétrica es una de las caras de la violencia contra las mujeres más legitimada por el poder/saber médico y la más silenciada por todo el colectivo social.

Además, Barinas precisa que considerar como violencia el maltrato por parte del personal de salud durante el embarazo y el parto es actualmente motivo de un debate internacional y ha conducido a definiciones legales e incluso a su tipificación como delito.

Leyes.  “En la República Dominicana, la violencia obstétrica es un problema sentido y vivido por muchas mujeres, sin embargo, aún no existe una política específica que tipifique este tipo de violencia y establezca sanciones. Otros países nos llevan la delantera y disponen de marcos legales en los cuales la violencia obstétrica se encuentra definida, normada y sancionada (Argentina 2009; República Bolivariana de Venezuela, 2007)”, afirma.

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La población

De la población en estudio el 80% (48)  tenía edades comprendidas entre 15 y 18 años y el 20%  (12) menos de 15 años.

No le permitieron…

A un 38% de las adolescentes se le impidió el contacto inmediato con su hija o hijo recién nacido, antes de que se lo llevara el personal de pediatría (acariciarlo, tenerlo en brazos, verle el sexo, hablarle o darle el pecho).

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