Washintong, EE.UU.-Festeja los garabatos de tus hijos. Un experimento novedoso muestra que incluso antes de aprender a escribir, los niños empiezan a reconocer que una letra escrita simboliza el lenguaje en una manera que un dibujo no lo hace, un paso evolutivo en el camino a la lectura.
Los investigadores utilizaron una marioneta, dibujos lineales y vocabulario simple para descubrir que niños de 3 años están empezando a comprender ese sutil concepto. “Los niños a temprana edad realmente saben mucho más de lo que pensábamos antes”, dijo la psicóloga de desarrollo, Rebecca Treiman, de la Universidad de Washington en St. Louis y coautora del estudio.
El informe del miércoles, publicado en la revista de desarrollo infantil Child Development, insinúa una manera adicional a considerar la preparación para la lectura, más allá del énfasis en fonéticas o ser capaz de señalar una “A” en la tabla del alfabeto.
Apreciar que la escritura es “algo que representa algo más, en realidad es un vehículo para la lengua, es algo verdaderamente poderoso”, afirma la profesora de psicología de la Universidad de Temple, Kathy Hirsh-Pasek, especialista en desarrollo de alfabetización que no estuvo involucrada en el nuevo estudio.
En cuanto a los garabatos de los niños, para ellos un retrato familiar podría verse como un racimo de uvas pero “esos garabatos, esa habilidad de utilizar líneas para representar algo más grande, para representar algo más profundo que lo que está en la página, es la gran puerta abierta en el mundo del pensamiento simbólico”, dijo Hirsh-Pasek.
La idea es que en algún momento los niños aprenden que un garabato en una página representa algo, y luego de eso el garabato que llamamos texto tiene un significado más específico de lo que llamamos un dibujo. “Perro”, por ejemplo, debería leerse de la misma manera cada vez, mientras que el dibujo de un canino podría ser etiquetado apropiadamente para un perro, o un cachorro, o incluso su mascota.
Treiman y sus colegas hicieron pruebas a 114 prescolares, de entre 3 y 5 años, quienes no habían recibido ninguna instrucción formal en escritura o lectura. A algunos niños se les mostraron palabras como perro, gato o muñeca, algunas veces en letra cursiva para descartar o saber si los niños reconocían un caracter. A otros niños se les mostraron dibujos simples de esos objetos. Los investigadores dirían lo que la palabra o dibujo retratados.
Luego sacaban una marioneta y preguntaban a los niños si pensaban que el títere sabía lo que eran las palabras o los dibujos. Si la marioneta indicaba que la palabra “muñeca” era “bebé” o “perro” era “cachorro”, muchos niños decía que el títere estaba equivocado.
Pero más a menudo aceptaron sinónimos para los dibujos, lo que muestra que estaban empezando a distinguir entre texto y dibujo, dijo Treiman.